domingo, diciembre 09, 2007

LA COLUMNA DEL DOMINGO




ADELITA DE CONTRERAS Y LA PAVIMENTACIÓN DE SANTA TECLA

Ernesto Rivas Gallont

Pero no es solo por su linaje histórico que recordamos a Adelita. La recordamos como una mujer emprendedora; ejecutiva en su actuar, buena madre y sobre todo una gran tecleña adoptiva. Santa Tecla la va a extrañar.


El fin de semana pasado falleció en Santa Tecla, doña Adela Van Severén de Contreras, a la edad de 98 años. Si bien Adelita no era tecleña de nacimiento, era más tecleña que muchos tecleños. De hecho, fue la primera alcaldesa de la ciudad en 1955, y tuvo el privilegio de inaugurar los trabajos de pavimentación de la ciudad.

El 11 de febrero de 1954, el entonces alcalde municipal, Dr. José Rivas Revelo, había firmado un contrato de un empréstito por 1,500,000 colones para los trabajos de pavimentación. Correspondería a doña Adelita inaugurarlos un año después.

Mujer culta y simpática, educada en El Salvador y Estados Unidos, Adelita se vuelve tecleña cuando casa con el Dr. José Luis Contreras, de los Contreras de Santa Tecla, una de las familias más firmemente arraigadas en la ciudad que hubiera sido capital.

En 1954, Adelita forma parte del Comité Pro Celebración del Centenario de la fundación de Santa Tecla, como su hijo José Luis lo haría cuando, 50 años después, integraría la directiva de la asociación que se creó para celebrar los 150 años de fundación de la ciudad.

Siete años antes de que se diera inicio a la pavimentación de la primera calle en Santa Tecla, durante la administración del presidente Pío Romero Bosque, la Asamblea Legislativa, el 22 de mayo de 1930, había aprobado el decreto No. 66 que autorizaba al Poder Ejecutivo para someter a licitación pública el contrato para “que se lleve a cabo los trabajos de saneamiento y pavimentación de la ciudad de Nueva San Salvador o Santa Tecla, tan pronto como sean terminadas y recibidas por el Supremo Gobierno, las obras correspondientes a la ciudad de Santa Ana”. En 1939, esos trabajos estaban por concluirse, lo que despertó en los tecleños la esperanza de que se procediera a darle cumplimiento al decreto referido.

Hubo oposición a la pavimentación de parte de muchos comerciantes y personas particulares propietarios de valiosas residencias, por temor a que los impuestos municipales fueran incrementados desmedidamente. Este temor no era del todo infundado porque el citado decreto establecía que, para el pago de las obras de pavimentación se utilizarían, entre otros, “El impuesto y cuota mensual que en lo futuro se fije para el Saneamiento y Pavimentación de Nueva San Salvador o Santa Tecla”.

Los que favorecían la pavimentación a toda costa argumentaban que la ciudad, con su única calle pavimentada (que era la calle que de Occidente conduce a San Salvador), parecía “una de esas mujeres de cara artísticamente pintada, que con su lujoso maquillaje logra engañar los ojos de quienes la contemplan”. Porque cuando llegan de San Salvador y entran por la 4ª Calle, se llenan de admiración, “pero ésta termina al tener que tomar otra calle o avenida, porque después de ‘la Pavimentada’ todas las calles de la ciudad son malas.

El presidente Maximiliano Hernández Martínez se comprometió a llevar a cabo la pavimentación de la ciudad, cuando contestando el discurso del alcalde municipal don Víctor Manuel Gallardo al inaugurar, en diciembre de 1935, un nuevo servicio del mercado municipal, ofreció públicamente que las obras se verificarían “sin la menor tardanza”.

El 1 de junio de 1939, en reunión celebrada en el Casino de Santa Tecla, se integró un comité para llevar a cabo las gestiones necesarias ante el Gobierno del general Martínez, para que se diera cumplimiento al Decreto 66, con el propósito de convertir a Santa Tecla en “una de las mejores ciudades de la República”. El gobernador, el comandante departamental y el alcalde de la ciudad fueron nombrados presidentes honorarios del comité. El presidente efectivo fue el Dr. Jesús Estrada Colindres y entre los miembros del comité había diputados, magistrados, profesores, profesionales, empresarios y distinguidos residentes de la ciudad.

Más tarde fue el mismo presidente Hernández Martínez quien, cambiando de opinión, como era característico de él, se encargó de echar a tierra las ilusiones tecleñas, cuando les manifestó a los miembros del comité que lo visitaron en su despacho en el Palacio Presidencial: “No señores, la pavimentación de Santa Tecla, como la de San Miguel, no se hará sino hasta que sea terminado el trabajo de la calle panamericana, que sea construido el puente sobre el río Lempa y que se termine el ramal de carreteras entre Sonsonete, Santa Ana y Ahuachapán”.

No se volvió a tratar el asunto hasta que en 1954 el Dr. Rivas Revelo firmó el contrato que haría realidad la pavimentación de la ciudad.

Doña Adelita fungió como alcaldesa de Santa Tecla de 1954 a 1958, cuando don José Marcos Biguer, alcalde propietario se vio imposibilitado para ejercer el cargo. En el marco de las celebraciones del 150 aniversario de la fundación de Santa Tecla, cuando la Asamblea Legislativa aprobó declarar a la ciudad, capital por un día, en sesión solemne, con la presencia de los presidentes de los tres órganos del Estado, doña Adelita fue homenajeada con mención honorífica junto con otros históricos personajes tecleños.

Fue el Partido Revolucionario de Unificación Democrática, PRUD, quien llevó a doña Adelita a la alcaldía de la ciudad. Desde entonces, solamente otra mujer, Haydee Zometa, quien impulsada por el FMLN ocupa la alcaldía durante el período 1977 al 2000.

Volteando a ver la historia, una Adela Van Severén fue casada con Carlos Dueñas, hijo del Presidente Francisco Dueñas (1810-1884) quien derrocó y mando a fusilar al presidente liberal Gerardo Barrios, a quien Andrés Van Severén, padre de Adela, había apoyado decididamente.

Uno de los cuatro hijos de Carlos y Adela fue el Dr. José Ricardo Dueñas Van Severén (1914-1974), un conocido historiador y jurista salvadoreño. Otro de los hijos fue Estanislao Van Severén, padre de doña Adelita y suegro de José Luis Contreras.

Pero no es solo por su linaje histórico que recordamos a Adelita. La recordamos como una mujer emprendedora; ejecutiva en su actuar, buena madre y sobre todo una gran tecleña adoptiva. Santa Tecla la va a extrañar.

San Salvador, domingo 9 de diciembre de 2007


Hasta mañana, si Dios quiere

2 comentarios:

Carlos dijo...

Gracias por el link de Joaquín Sabina. Compartimos la afición por ese cantante filósofo.
En cuanto a la historia de la pavimentación de Santa Tecla, a pesar de que mi corazón está a la izquierda y que tengo muchas razones para no simpatizar con Martínez, tengo que reconocer que era evidente que sabía establecer prioridades, aparte de que era claro con las personas y no sólo olvidaba sus promesas. Eso es gobernar.
Siempre he creído que el periodo de Martínez, se debe de estudiar con rigor científico y sin calenturas ideológicas.
Lástima que sólo lo malo le aprendieron los que nos gobiernan.
En fin, en mi descargo, tengo que decir que creo que ningún Martínez de este tiempo podría arreglar este relajo actual.
Carlos.

Anónimo dijo...

TOMADO DEL BLOG "COSAS TAN PASAJERAS"
08 diciembre 2007
¿Crónica de un fraude anunciado?

La comisión política de la Asamblea sometió a aprobación anoche un paquete de reformas al Código Electoral, entre las que figuran el aumento del número de votos por urnas y la validación de los votos que no cuenten con sello ni firmas del presidente o el secretario de las Juntas Receptoras de Votos (JRV).

La derecha no está dispuesta a abandonar el poder. Con las reformas al Código Electoral lo están proclamando. Una de ellas es tan descaradamente absurda que las intenciones chanchulleras son evidentes.