EDICIÓN ESPECIAL DEDICADA A LA INDEPENDENCIA DE ESTADOS UNIDOS
INDICE
(Edición de hoy: 2,660 palabras)
Pensamiento. José Martí desde Estados Unidos
Miércoles. La declaración de independencia de Estados Unidos
Los Derechos Ciudadanos (Bill of Rights)
Opinión. Estados Unidos, ayer y hoy
Comentarios
EL PENSAMIENTO DEL DÍA
INDICE
(Edición de hoy: 2,660 palabras)
Pensamiento. José Martí desde Estados Unidos
Miércoles. La declaración de independencia de Estados Unidos
Los Derechos Ciudadanos (Bill of Rights)
Opinión. Estados Unidos, ayer y hoy
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EL PENSAMIENTO DEL DÍA
“Estoy, al fin, en un país donde cada uno parece ser dueño de sí. Se puede respirar libremente, por ser aquí la libertad, fundamento, escudo y esencia de la vida. Aquí uno puede sentirse orgulloso de su especie. Todos trabajan, todos leen…"
José Martí, durante su exilio en Estados Unidos.
UNA ESQUINA DE MIÉRCOLES MUY ESPECIAL
Cedemos este espacio hoy, 4 de julio, día en que Estados Unidos celebra el 231 aniversario de su independencia de Gran Bretaña, gobernada en 1776, por el Rey Jorge III y publicamos a continuación el texto íntegro de este hermoso documento, la declaración de independencia firmada ese día.
La declaración de independencia es un documento en el cual Trece Colonias inglesas en Norteamérica declararon su independencia del reino de Gran Bretaña y explicaron sus razones para esta acción. La nueva nación que esta declaración proclamó sería los Estados Unidos de América. Fue redactada principalmente por Thomas Jefferson, entre junio y julio de 1776, durante la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos, y fue ratificado por el Congreso Continental el 4 de julio de 1776 en Filadelfia, y constituye el triunfo de los colonos americanos y del principio del autogobierno (self-goverment). El documento original está expuesto al público en los archivos nacionales estadounidenses en Washington, DC. La independencia de las colonias fue reconocida por Gran Bretaña el 3 de septiembre de 1783 por el Tratado de París.
José Martí, durante su exilio en Estados Unidos.
UNA ESQUINA DE MIÉRCOLES MUY ESPECIAL
Cedemos este espacio hoy, 4 de julio, día en que Estados Unidos celebra el 231 aniversario de su independencia de Gran Bretaña, gobernada en 1776, por el Rey Jorge III y publicamos a continuación el texto íntegro de este hermoso documento, la declaración de independencia firmada ese día.
La declaración de independencia es un documento en el cual Trece Colonias inglesas en Norteamérica declararon su independencia del reino de Gran Bretaña y explicaron sus razones para esta acción. La nueva nación que esta declaración proclamó sería los Estados Unidos de América. Fue redactada principalmente por Thomas Jefferson, entre junio y julio de 1776, durante la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos, y fue ratificado por el Congreso Continental el 4 de julio de 1776 en Filadelfia, y constituye el triunfo de los colonos americanos y del principio del autogobierno (self-goverment). El documento original está expuesto al público en los archivos nacionales estadounidenses en Washington, DC. La independencia de las colonias fue reconocida por Gran Bretaña el 3 de septiembre de 1783 por el Tratado de París.
LA DECLARACIÓN DE INDEPENDENCIA
Cuando en el curso de los acontecimientos humanos se hace necesario para un pueblo disolver los vínculos políticos que lo han ligado a otro y tomar entre las naciones de la tierra el puesto separado e igual a que las leyes de la naturaleza y el Dios de esa naturaleza le dan derecho, un justo respeto al juicio de la humanidad exige que declare las causas que lo impulsan a la separación.
Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad. La prudencia, claro está, aconsejará que no se cambie por motivos leves y transitorios gobiernos de antiguo establecidos; y, en efecto, toda la experiencia ha demostrado que la humanidad está más dispuesta a padecer, mientras los males sean tolerables, que a hacerse justicia aboliendo las formas a que está acostumbrada. Pero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, dirigida invariablemente al mismo objetivo, demuestra el designio de someter al pueblo a un despotismo absoluto, es su derecho, es su deber, derrocar ese gobierno y establecer nuevos resguardos para su futura seguridad. Tal ha sido el paciente sufrimiento de estas colonias; tal es ahora la necesidad que las obliga a reformar su anterior sistema de gobierno La historia del actual Rey de la Gran Bretaña es una historia de repetidos agravios y usurpaciones, encaminados todos directamente hacia el establecimiento de una tiranía absoluta sobre estos estados. Para probar esto, sometemos los hechos al juicio de un mundo imparcial.
(Aquí los colonos exponen unos 25 agravios concretos de que acusan al monarca británico. Entre otras cosas... se ha negado a dar su asentimiento a las leyes necesarias para el bien público; [nos ha impuesto] "contribuciones sin nuestro consentimiento", etc.)
En cada etapa de estas opresiones, hemos pedido justicia en los términos más humildes: a nuestras repetidas peticiones se ha contestado solamente con repetidos agravios. Un Príncipe, cuyo carácter está así señalado con cada uno de los actos que pueden definir a un tirano, no es digno de ser el gobernante de un pueblo libre.
Tampoco hemos dejado de dirigirnos a nuestros hermanos británicos. Los hemos prevenido de tiempo en tiempo de las tentativas de su poder legislativo para englobarnos en una jurisdicción injustificable. Les hemos recordado las circunstancias de nuestra emigración y radicación aquí. Hemos apelado a su innato sentido de justicia y magnanimidad, y los hemos conjurado, por los vínculos de nuestro parentesco, a repudiar esas usurpaciones, las cuales interrumpirían inevitablemente nuestras relaciones y correspondencia. También ellos han sido sordos a la voz de la justicia y de la consanguinidad. Debemos, pues, convenir en la necesidad, que establece nuestra separación y considerarlos, como consideramos a las demás colectividades humanas: enemigos en la guerra, en la paz, amigos.
Por lo tanto, los Representantes de los Estados Unidos de América, convocados en Congreso General, apelando al Juez Supremo del mundo por la rectitud de nuestras intenciones, en nombre y por la autoridad del buen pueblo de estas Colonias, solemnemente hacemos público y declaramos: Que estas Colonias Unidas son, y deben serlo por derecho, Estados Libres e Independientes; que quedan libres de toda lealtad a la Corona Británica, y que toda vinculación política entre ellas y el Estado de la Gran Bretaña queda y debe quedar totalmente disuelta; y que, como Estados Libres o Independientes, tienen pleno poder para hacer la guerra, concertar la paz, concertar alianzas, establecer el comercio y efectuar los actos y providencias a que tienen derecho los Estados independientes.
Terminan invocando la protección del Gran Hacedor del Universo:
Y en apoyo de esta Declaración, con absoluta confianza en la protección de la Divina Providencia, empeñamos nuestras vidas, nuestra hacienda y nuestro sagrado honor.
Los firmantes de la Declaración de Independencia
LOS DERECHOS DE LOS CIUDADANOS (BILL OF RIGHTS)
En mi criterio personal, Estados Unidos representa la democracia en su mayor expresión. Lo han dicho muchos antes que yo, el último, talvez, Al Gore en su libro “The Assault on Reason” (El asalto sobre la razón) en el que el autor dice que si no fuera por “el pecado original”, la democracia norteamericana diseñada por los próceres, fuera perfecta. Por “pecado original” Gore se estaba refiriendo al derecho de poseer esclavos.
La recopilación más admirable de un decálogo sobre democracia, la contiene el “Bill of Rights”, traducido libremente como “Los derechos ciudadanos”. Este decálogo lo conforman las diez primeras enmiendas a la constitución norteamericana, las que, juntas, se las considera como tal.
Las diez enmiendas fueron adoptadas simultáneamente.
LOS DERECHOS CIUDADANOS (BILL OF RIGHTS)
Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad. La prudencia, claro está, aconsejará que no se cambie por motivos leves y transitorios gobiernos de antiguo establecidos; y, en efecto, toda la experiencia ha demostrado que la humanidad está más dispuesta a padecer, mientras los males sean tolerables, que a hacerse justicia aboliendo las formas a que está acostumbrada. Pero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, dirigida invariablemente al mismo objetivo, demuestra el designio de someter al pueblo a un despotismo absoluto, es su derecho, es su deber, derrocar ese gobierno y establecer nuevos resguardos para su futura seguridad. Tal ha sido el paciente sufrimiento de estas colonias; tal es ahora la necesidad que las obliga a reformar su anterior sistema de gobierno La historia del actual Rey de la Gran Bretaña es una historia de repetidos agravios y usurpaciones, encaminados todos directamente hacia el establecimiento de una tiranía absoluta sobre estos estados. Para probar esto, sometemos los hechos al juicio de un mundo imparcial.
(Aquí los colonos exponen unos 25 agravios concretos de que acusan al monarca británico. Entre otras cosas... se ha negado a dar su asentimiento a las leyes necesarias para el bien público; [nos ha impuesto] "contribuciones sin nuestro consentimiento", etc.)
En cada etapa de estas opresiones, hemos pedido justicia en los términos más humildes: a nuestras repetidas peticiones se ha contestado solamente con repetidos agravios. Un Príncipe, cuyo carácter está así señalado con cada uno de los actos que pueden definir a un tirano, no es digno de ser el gobernante de un pueblo libre.
Tampoco hemos dejado de dirigirnos a nuestros hermanos británicos. Los hemos prevenido de tiempo en tiempo de las tentativas de su poder legislativo para englobarnos en una jurisdicción injustificable. Les hemos recordado las circunstancias de nuestra emigración y radicación aquí. Hemos apelado a su innato sentido de justicia y magnanimidad, y los hemos conjurado, por los vínculos de nuestro parentesco, a repudiar esas usurpaciones, las cuales interrumpirían inevitablemente nuestras relaciones y correspondencia. También ellos han sido sordos a la voz de la justicia y de la consanguinidad. Debemos, pues, convenir en la necesidad, que establece nuestra separación y considerarlos, como consideramos a las demás colectividades humanas: enemigos en la guerra, en la paz, amigos.
Por lo tanto, los Representantes de los Estados Unidos de América, convocados en Congreso General, apelando al Juez Supremo del mundo por la rectitud de nuestras intenciones, en nombre y por la autoridad del buen pueblo de estas Colonias, solemnemente hacemos público y declaramos: Que estas Colonias Unidas son, y deben serlo por derecho, Estados Libres e Independientes; que quedan libres de toda lealtad a la Corona Británica, y que toda vinculación política entre ellas y el Estado de la Gran Bretaña queda y debe quedar totalmente disuelta; y que, como Estados Libres o Independientes, tienen pleno poder para hacer la guerra, concertar la paz, concertar alianzas, establecer el comercio y efectuar los actos y providencias a que tienen derecho los Estados independientes.
Terminan invocando la protección del Gran Hacedor del Universo:
Y en apoyo de esta Declaración, con absoluta confianza en la protección de la Divina Providencia, empeñamos nuestras vidas, nuestra hacienda y nuestro sagrado honor.
Los firmantes de la Declaración de Independencia
LOS DERECHOS DE LOS CIUDADANOS (BILL OF RIGHTS)
En mi criterio personal, Estados Unidos representa la democracia en su mayor expresión. Lo han dicho muchos antes que yo, el último, talvez, Al Gore en su libro “The Assault on Reason” (El asalto sobre la razón) en el que el autor dice que si no fuera por “el pecado original”, la democracia norteamericana diseñada por los próceres, fuera perfecta. Por “pecado original” Gore se estaba refiriendo al derecho de poseer esclavos.
La recopilación más admirable de un decálogo sobre democracia, la contiene el “Bill of Rights”, traducido libremente como “Los derechos ciudadanos”. Este decálogo lo conforman las diez primeras enmiendas a la constitución norteamericana, las que, juntas, se las considera como tal.
Las diez enmiendas fueron adoptadas simultáneamente.
LOS DERECHOS CIUDADANOS (BILL OF RIGHTS)
EL Congreso de los Estados Unidos tuvo y sostuvo en la Ciudad de Nueva York, el miércoles cuatro de marzo, de año mil setecientos ochenta y nueve.
LA Convención de un numero de Estados, habiendo al tiempo de adoptar la Constitución, expresado un deseo, en orden de prevenir el abuso de sus poderes, que algunas cláusulas de mayor alcance aclaratorio y restrictivo fueran añadidas: Y al extender el piso sobre la confianza publica hacia el Gobierno, es la mejor forma de asegurar el fin beneficiario de su institución.
RESUELTO por el Senado y la Casa de Representantes de los Estados Unidos de América, en una asamblea del Congreso, concurriendo con dos tercios de sus Casas, que los siguientes Artículos sean propuestos a las Legislaturas de varios Estados, como enmiendas a la Constitución de los Estados Unidos, con todo, o cualquiera de estos Artículos, cuando sean ratificados por tres cuartos de las dichas Legislaturas, sean validos para todos los intentos y propósitos, como parte de la Constitución; viz.
LOS ARTICULOS en adición a la, y Enmiendas a la Constitución de los Estados Unidos de América, propuesta por el Congreso, y ratificado por las Legislaturas de varios Estados, sigan al quinto Articulo de la Constitución original:
ENMIENDA I. Libertad de expresión, de prensa, religiosa, asamblea pacífica y de petición al gobierno.
El Congreso no hará ley alguna por la que adopte una religión como oficial del Estado o se prohíba practicarla libremente, o que coarte la libertad de palabra o de imprenta, o el derecho del pueblo para reunirse pacíficamente y para pedir al gobierno la reparación de agravios.
ENMIENDA II. Derecho de las personas a tener y portar armas, al igual que de mantener una milicia
Siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado Libre, no se violará el derecho del pueblo a poseer y portar armas.
ENMIENDA III Seguridad para hospedar militares.
En tiempo de paz a ningún militar se le alojará en casa alguna sin el consentimiento del propietario; ni en tiempo de guerra, como no sea en la forma que prescriba la ley.
ENMIENDA IV. Protección a pesquisas y aprehensiones arbitrarias.
El derecho de los habitantes de que sus personas, domicilios, papeles y efectos se hallen a salvo de pesquisas y aprehensiones arbitrarias, será inviolable, y no se expedirán al efecto mandamientos que no se apoyen en un motivo verosímil, estén corroborados mediante juramento o protesta y describan con particularidad el lugar que deba ser registrado y las personas o cosas que han de ser detenidas o embargadas.
ENMIENDA V. Debido proceso, Non Bis In Ídem, auto-incriminación, propiedad privada
ENMIENDA I. Libertad de expresión, de prensa, religiosa, asamblea pacífica y de petición al gobierno.
El Congreso no hará ley alguna por la que adopte una religión como oficial del Estado o se prohíba practicarla libremente, o que coarte la libertad de palabra o de imprenta, o el derecho del pueblo para reunirse pacíficamente y para pedir al gobierno la reparación de agravios.
ENMIENDA II. Derecho de las personas a tener y portar armas, al igual que de mantener una milicia
Siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado Libre, no se violará el derecho del pueblo a poseer y portar armas.
ENMIENDA III Seguridad para hospedar militares.
En tiempo de paz a ningún militar se le alojará en casa alguna sin el consentimiento del propietario; ni en tiempo de guerra, como no sea en la forma que prescriba la ley.
ENMIENDA IV. Protección a pesquisas y aprehensiones arbitrarias.
El derecho de los habitantes de que sus personas, domicilios, papeles y efectos se hallen a salvo de pesquisas y aprehensiones arbitrarias, será inviolable, y no se expedirán al efecto mandamientos que no se apoyen en un motivo verosímil, estén corroborados mediante juramento o protesta y describan con particularidad el lugar que deba ser registrado y las personas o cosas que han de ser detenidas o embargadas.
ENMIENDA V. Debido proceso, Non Bis In Ídem, auto-incriminación, propiedad privada
Nadie estará obligado a responder de un delito castigado con la pena capital o con otra infamante si un gran jurado no lo denuncia o acusa, a excepción de los casos que se presenten en las fuerzas de mar o tierra o en la milicia nacional cuando se encuentre en servicio efectivo en tiempo de guerra o peligro público; tampoco se pondrá a persona alguna dos veces en peligro de perder la vida o algún miembro con motivo del mismo delito; ni se le compelerá a declarar contra sí misma en ningún juicio criminal; ni se le privará de la vida, la libertad o la propiedad sin el debido proceso legal; ni se ocupará la propiedad privada para uso público sin una justa indemnización.
ENMIENDA VI Juicio por jurado y otros derechos del acusado
En toda causa criminal, el acusado gozará del derecho de ser juzgado rápidamente y en público por un jurado imparcial del distrito y Estado en que el delito se haya cometido, Distrito que deberá haber sido determinado previamente por la ley; así como de que se le haga saber la naturaleza y causa de la acusación, de que se le caree con los testigos que depongan en su contra, de que se obligue a comparecer a los testigos que le favorezcan y de contar con la ayuda de un abogado que lo defienda.
ENMIENDA VII. Juicio civil por jurado
ENMIENDA VI Juicio por jurado y otros derechos del acusado
En toda causa criminal, el acusado gozará del derecho de ser juzgado rápidamente y en público por un jurado imparcial del distrito y Estado en que el delito se haya cometido, Distrito que deberá haber sido determinado previamente por la ley; así como de que se le haga saber la naturaleza y causa de la acusación, de que se le caree con los testigos que depongan en su contra, de que se obligue a comparecer a los testigos que le favorezcan y de contar con la ayuda de un abogado que lo defienda.
ENMIENDA VII. Juicio civil por jurado
El derecho a que se ventilen ante un jurado los juicios de derecho consuetudinario en que el valor que se discuta exceda de veinte dólares, será garantizado, y ningún hecho de que haya conocido un jurado será objeto de nuevo examen en tribunal alguno de los Estados Unidos, como no sea con arreglo a las normas del derecho consuetudinario.
ENMIENDA VIII Prohibición de una excesiva fianza, al igual que de castigos crueles e inusuales
No se exigirán fianzas excesivas, ni se impondrán multas excesivas, ni se infligirán penas crueles y desusadas.
ENMIENDA IX. Protección de derechos no específicamente enumerados en el Bill of Rights.
No por el hecho de que la Constitución enumera ciertos derechos ha de entenderse que niega o menosprecia otros que retiene el pueblo.
ENMIENDA X. Poderes del estado y de las personas
Los poderes que la Constitución no delega a los Estados Unidos ni prohíbe a los Estados, queda reservados a los Estados respectivamente o al pueblo.
Ernesto Rivas Gallont
Mi admiración por Estados Unidos no es algo nuevo. Crecí, me eduqué y más tarde representé a mi país, en íntima comunidad con norteamericanos de toda proveniencia, de toda clase. Fue allí y a lo largo de muchos años, que aprendí a reconocer la importancia de la democracia en la vida de la población.
Muchos, sobre todo entre mis compañeros de estudio, todos ellos, al igual que yo, jóvenes, no le atribuíamos importancia alguna a la democracia per se. No conocían ellos otro sistema de gobierno. Ese era el único en el que habían vivido. Y tomaban las cosas como un derecho. Pocos participaban activamente en política. Algunos talvez en política local o, de menor importancia, en política escolar. Pero todos demócratas, así con “d” minúscula.
Algunos votaban el día de elecciones y otros optaban por quedarse en casa, “porque todo marcha bien y para qué cambiarlo”. Eso, lamentablemente, todavía persiste hoy y en Estados Unidos la participación ciudadana en las elecciones anda entre el 50 y 55 por ciento.
Pero, sin duda, mi más edificante experiencia fue la vivida durante la década de los años 80, cuando estuve en Washington como representante de mi país. El cargo y la coyuntura por la cual atravesaba El Salvador y circunstancialmente, Estados Unidos, me brindaron un acceso sin precedente a los círculos de poder en la capital norteamericana.
Esos contactos, fueron para mí, la experiencia más valiosa de mi vida. Me permitieron apreciar en toda su plenitud el valor de la democracia y conocer a fondo como se debaten las ideas dentro de un sistema democrático y como se llegan a conclusiones, aunque, con frecuencia, estas están basadas en política nacional, principalmente en seguridad nacional, como lo está íntegramente la política exterior de Estados Unidos. También aprendí a apreciar lo que es un país de leyes y no de personas.
Siempre pensé que Washington, DC goza de la mayor concentración de inteligencia de cualquier ciudad del mundo. Los legisladores, los funcionarios públicos y los burócratas en general, son personas inteligentes, casi todos y todas con post grados universitarios, desde el más encopetado, hasta el más modesto, honesta y seriamente dedicados al buen desempaño de sus cargos.
Los grupos de interés y toda clase de organizaciones concentran en Washington a sus mejores y más inteligentes representantes, cuya función es trabajar en beneficio de sus representados a través del cabildeo, esa institución tan democrática, si bien criticada con frecuencia por sus excesos, que es parte de la forma de gobierno de Estados Unidos.
Haber interactuado con aquellos en esas posiciones, que por alguna razón tenían interés en lo que acontecía en El Salvador, me brindó la oportunidad de enriquecer mi conocimiento de la sociedad norteamericana y ganar una nueva experiencia que se tradujo en educación sobre relaciones exteriores, diplomacia y, sobre todo, democracia.
Entonces, Estados Unidos era un país respetado universalmente. Hoy las cosas han cambiado sustancialmente. Estados Unidos ha perdido el respeto de naciones alrededor del mundo, aun entre sus otrora mejores aliados. Todo esto por causa de la guerra en Irak y la forma cómo la administración Bush condujo a la nación hacia ella y cómo la está llevando en la actualidad.
Una reciente encuesta de la BBC sugiere que Israel e Irán tienen una influencia negativa en el mundo. Estados Unidos los sigue muy de cerca con 51 puntos negativos contra 31 positivos.
La encuesta pidió a 28,000 personas en 27 países que calificaran a una docena de países, en términos de que si tienen una influencia negativa o positiva.
Otra encuesta internacional reciente, califica al Presidente Bush como una “amenaza a la paz mundial” La mayoría de las personas en tres países con nexos cercanos a Estados Unidos: Gran Bretaña, Canadá y México, consideran al Presidente Bush como una amenaza a la paz mundial, colocándolo en un dudoso vecindario con los líderes de países que él ha calificado como “el eje del mal”, Kim Jong II de Corea del Norte y Mahmoud Ahmadinejad de Irán.
Muchos, sobre todo entre mis compañeros de estudio, todos ellos, al igual que yo, jóvenes, no le atribuíamos importancia alguna a la democracia per se. No conocían ellos otro sistema de gobierno. Ese era el único en el que habían vivido. Y tomaban las cosas como un derecho. Pocos participaban activamente en política. Algunos talvez en política local o, de menor importancia, en política escolar. Pero todos demócratas, así con “d” minúscula.
Algunos votaban el día de elecciones y otros optaban por quedarse en casa, “porque todo marcha bien y para qué cambiarlo”. Eso, lamentablemente, todavía persiste hoy y en Estados Unidos la participación ciudadana en las elecciones anda entre el 50 y 55 por ciento.
Pero, sin duda, mi más edificante experiencia fue la vivida durante la década de los años 80, cuando estuve en Washington como representante de mi país. El cargo y la coyuntura por la cual atravesaba El Salvador y circunstancialmente, Estados Unidos, me brindaron un acceso sin precedente a los círculos de poder en la capital norteamericana.
Esos contactos, fueron para mí, la experiencia más valiosa de mi vida. Me permitieron apreciar en toda su plenitud el valor de la democracia y conocer a fondo como se debaten las ideas dentro de un sistema democrático y como se llegan a conclusiones, aunque, con frecuencia, estas están basadas en política nacional, principalmente en seguridad nacional, como lo está íntegramente la política exterior de Estados Unidos. También aprendí a apreciar lo que es un país de leyes y no de personas.
Siempre pensé que Washington, DC goza de la mayor concentración de inteligencia de cualquier ciudad del mundo. Los legisladores, los funcionarios públicos y los burócratas en general, son personas inteligentes, casi todos y todas con post grados universitarios, desde el más encopetado, hasta el más modesto, honesta y seriamente dedicados al buen desempaño de sus cargos.
Los grupos de interés y toda clase de organizaciones concentran en Washington a sus mejores y más inteligentes representantes, cuya función es trabajar en beneficio de sus representados a través del cabildeo, esa institución tan democrática, si bien criticada con frecuencia por sus excesos, que es parte de la forma de gobierno de Estados Unidos.
Haber interactuado con aquellos en esas posiciones, que por alguna razón tenían interés en lo que acontecía en El Salvador, me brindó la oportunidad de enriquecer mi conocimiento de la sociedad norteamericana y ganar una nueva experiencia que se tradujo en educación sobre relaciones exteriores, diplomacia y, sobre todo, democracia.
Entonces, Estados Unidos era un país respetado universalmente. Hoy las cosas han cambiado sustancialmente. Estados Unidos ha perdido el respeto de naciones alrededor del mundo, aun entre sus otrora mejores aliados. Todo esto por causa de la guerra en Irak y la forma cómo la administración Bush condujo a la nación hacia ella y cómo la está llevando en la actualidad.
Una reciente encuesta de la BBC sugiere que Israel e Irán tienen una influencia negativa en el mundo. Estados Unidos los sigue muy de cerca con 51 puntos negativos contra 31 positivos.
La encuesta pidió a 28,000 personas en 27 países que calificaran a una docena de países, en términos de que si tienen una influencia negativa o positiva.
Otra encuesta internacional reciente, califica al Presidente Bush como una “amenaza a la paz mundial” La mayoría de las personas en tres países con nexos cercanos a Estados Unidos: Gran Bretaña, Canadá y México, consideran al Presidente Bush como una amenaza a la paz mundial, colocándolo en un dudoso vecindario con los líderes de países que él ha calificado como “el eje del mal”, Kim Jong II de Corea del Norte y Mahmoud Ahmadinejad de Irán.
6 comentarios:
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Con el mundo nunca se queda bien.
Cuando el Presidente Carter forzó al Shah a abdicar, y le entregó Irán a los Islamistas que hoy día la rigen, el Ayatola invadió la embajada y tomó rehenes por más de 400 días, en agradecimiento. Y el mundo se alegró.
Cuando el Presidente Reagan envió una fuerza de paz al Líbano, para mediar entre los bandos en guerra, de una bomba les mataron cientos de marines. Y el mundo se alegró.
Cuando el Presidente Reagan confrontó a la URSS, poniendo misiles en Europa, fue universalmente aborrecido. Y los alemanes orientales que ultimadamente fueron liberados del yugo sovietico por sus acciones, siguen aborreciendo a Estados Unidos. Ya no digamos los millones de rusos que hoy día gozan de una economía vibrante y de libertades que antes no tenían, entre ellas, libertad religiosa.
Cuando el Presidente Clinton envió fuerzas a Somalia, para tratar de evitar la matanza, les mataron unos soldados cuyos cadaveres desnudos fueron paseados por Mogadishu, y el mundo los vitoreó.
Cuando el Presidente Bush fue a la ONU a pedir que fuese la ONU que obligara a Saddam Hussein a cumplir con los mandatos de la ONU, la ONU (bien comprada por Hussein), rehusó. Y el mundo vitoreó.
Cuando sucedió el maremoto en surasia, fue Estados Unidos quien más dio, y quien coordino, con fuerzas navales, la llegada de ayuda a todos esos paises. Mas aún, el Presidente Bush mandó a su padre y al Presidente Clinton a organizar cruzadas para captar contribuciones privadas para ese desastre. Y el mundo dijo que Estados Unidos había dado demasiado poco (palabras de Kofi Annan).
Cuando el Presidente Bush actuó para instalar democracias en Afganistán y en Irak, donde antes había tiranía, tortura, violaciones, se les prohibia a las mujeres educarse y trabajar, y se les ejecutaba en los medios tiempos de partidos de futbol, de un balazo en la cabeza, el mundo acusó a Bush de ser guerrerista. Y lo aborreció.
Hoy día, vienen inmigrantes de toda America Latina: mexicanos, venezolanos, salvadorenos, colombianos, etc. etc., y se aprovechan de la libertad que este país da, al punto de armar manifestaciones para demandar ser aceptados legalmente en este país, ondeando las banderas mexicanas y salvadoreñas.
En México, los habrían sacado a patadas por hacer eso, vivos o muertos.
Y en cuanto a las "encuestas": si tanto aborrecen a Estados Unidos, por qué se viene tanta gente para acá? Arriesgándolo todo?
Dios Bendiga a los Estados Unidos!
Ernesto:
Muy bonitas y acertadas tus palabras sobre "Opinión. Estados Unidos, Hoy y Ayer". Muchas gracias. Y como residente y ahora ciudadano nacionalizado de este país desde 1959, pero parte de cuyo corazon todavía late por las faldas del Chaparrastique, te agradezco esas palabras y el homenaje al publicar la Declaración de Independencia y el "Bill of Rights". Siempre vale la pena leerlas y re-leerlas. Y como "gringo", quiero agradecer a tu lector Raul Armando Interiano por sus gentiles palabras sobre este AUN gran país.
Saludos y, (perdona si lo digo en inglés): God Bless the USA.
si tanto aborrecen a USA porque se bienen? Por queienes es mas rico USA.Quien me quito el gobieno que yo elegi? Quien provoco a guerra? Adonde hay trabajo? Solo pido que me pongan donde hay trabajo, no donde me den limosna? Estas son algunas frases que he escuchado de la gente que se va para la USA, no se necesita ser de izquierda , ni de derecha para ver las cosas como son. Me pregunto si Dios bendicira a America pues America es desde Canada hasta la tierra de Fuego, ellos son Estado Unidenses aunque no les guste, es como la serie mundial, eso es ridiculo, si son dos equipos de dos estados, vayan a Europa y vean quien ve la serie mundial, es la final de la serie norteamericana, beuno hoy me matan pero hay que ser realistas, USA es USA y ya, lo que es de admirar son los psicologos y los medios de comunicacion que les lavan el cerebro, tuve un invitado de Chicago hace dos semanas, venia con la banderade canada en sus maletas, porque tiene problemas en los aeropuertos, tanto en Europa como en Sur America, otros amigos de mi hija igual, o sea que no estan tan bien , bueno muchas gracias, feliz dia de independencia y cuidado con la polvora. el doc merengue a sus pies, ya saben si no les yeden.
Para el que dijo que en USA "no estan tan bien".
Shhhh! No diga nada, o si no, todos los gringos van a querer venirse a El Salvador, donde sí andamos bien.
Lo felicito por sus artículos, son muy interesantes, ademas lo felicito porque a todas luces se ve que Ud. es una persona muy astuta al publicar una noticia como la de la venta de TACA a Carlos Slim... Es claro que su intención fue la de alborotar el panal, he recibido cerca de 10 correos electronicos con un link a su blog y ahora en las reuniones de sobremesa no se hace mas que hablar sobre el tema.
Felicidades y yo ya lo agregue a mis favoritos.
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