sábado, abril 07, 2007

EL DESCUBRIMIENTO DE LA TUMBA DE JESÚS Y LA
RESURRECCIÓN

Ernesto Rivas Gallont

Creer en la resurrección es considerado como una doctrina cardinal del cristianismo. Muchos sostienen que una persona no puede ser considerada cristiana, si no cree en que Jesús resucitó en cuerpo y alma.


Recientemente se han publicado informes sobre un osario encontrados en una cámara mortuoria cerca de Jerusalén, que supuestamente contiene huesos de Jesucristo y su familia. El hecho da la impresión que es otro ataque más contra lo que afirma el cristianismo sobre la resurrección.

Académicos del medio-oriente dudan que las reliquias sean de la Sagrada Familia, pero la historia ha tomado un giro muy público por un libro recién publicado al respecto. Titulado “La Tumba de Jesús” y escrito por SIMCA Jacobovici y Charles Pellegrino, el libro dice ofrecer la historia íntima de los que “bien puede ser el mayor descubrimiento arqueológico en la historia”.

Luego de la excavación accidental de una tumba, durante la construcción de un complejo habitacional en los suburbios de Jerusalén en 1980, arqueólogos de la Autoridad de Antigüedades de Israel, fueron convocadas al sitio. Adentro, los arqueólogos encontraron diez osarios; seis de ellos tenían inscripciones, incluyendo una que decía, Jesús, hijo de José; dos Marías y Judas, hijo de Jesús.

El equipo llegó a la conclusión que el extraño grupo de nombres era una simple coincidencia. Después de remover y catalogar los osarios, dejaron la tumba a los constructores para que terminaran su obra.

Creer en la resurrección es considerado como una doctrina cardinal del cristianismo. Muchos sostienen que una persona no puede ser considerada cristiana, si no cree en que Jesús resucitó en cuerpo y alma.

En una declaración formal del Consejo Mundial de Iglesias en 1977 dijo, “La fe apostólica de la Iglesia se basa en la realidad de la resurrección de Cristo”. San Pablo, en Corintios 1 15-12-14: "Pero si se predica de Cristo resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe".

Varios teólogos y analistas opinan que el descubrimiento de ese osario probaría –o cuando menos provocaría dudas- sobre la resurrección de Jesús, aunque el descubrimiento ha sido recibido con escepticismo e indignación de parte de dirigentes eclesiásticos, al decir lo menos.

El argumento que Jesucristo fue casado, tuvo un hijo y sus huesos han perdurado, niega, no solamente, la resurrección, sino que contradice la doctrina cristiana, “Jesús resucitó físicamente de entre los muertos”, Juan: 2:19-21

¿Por qué resistirían los discípulos la tortura por afirmar que Él había resucitado, si sabían que era falso? ¿Por qué la familia de Jesús o sus apóstoles enterrarían sus restos en un sepulcro de la familia, para luego pretender que había resucitado de entre los muertos?

Cuando entrevistaron a Joseph Zwilling, vocero de la iglesia Católica de Nueva York, sobre la “tumba de Jesús”, él dijo:

“Creo que es algo rebuscado y una teoría absurda. Todo cristiano sabe que Jesús, el hijo de Dios y hombre, murió y resucitó, tres días después, el domingo. Ninguna prueba de DNA o película de Hollywood va a cambiar eso”.

Pero, en realidad, nadie ha dicho que se hizo una prueba de DNA, ni tampoco se ha utilizado el “Código Da Vinci” como argumento. Hay más de mil millones de musulmanes en el mundo que están absolutamente convencidos que Jesús nunca fue crucificado y que no resucitó. Ellos lo consideran como un profeta humano, no como un Dios parte de la Trinidad.

Si las tendencias actuales continúan, los musulmanes superarán en número a los cristianos alrededor de 2030 y su doctrina sobre la resurrección de Cristo va a ser mayoritaria.

Si se demuestra que la tumba descubierta perteneció a otra familia diferente a la de Jesús, entonces los descubrimientos no tendrán efecto alguno sobre la doctrina cristiana. Las pruebas de DNA de los restos en una tumba donde el nombre Jesús estaba grabado, simplemente se estarán refiriendo a otro Jesús.

Pero aunque se llegara a comprobar que esa era efectivamente la tumba de Jesús, se podría argumentar que la presencia de sus huesos en la tierra no significaría una contradicción de la creencia de su resurrección.

Veamos: nacimiento, infancia, juventud, adultez, muerte, enterramiento, resurrección corporal. Paso del tiempo… talvez décadas... una segunda muerte, un segundo entierro y supervivencia de sus huesos.

Pero si bien el descubrimiento no afectaría la doctrina, ¿qué sucede con la ascensión en cuerpo y alma a los cielos?

Afortunadamente para la estabilidad del cristianismo, no parece que haya forma de comprobar contra toda duda que la tumba contiene los huesos de Jesucristo.

Bahia Dorada, Domingo de Resurrección, abril 8, 2007.

Hasta mañana, si Dios quiere




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11 comentarios:

Anónimo dijo...

Don Neto y Lectores de este apreciado blog:

La resurrección de Cristo es un acontecimiento real que tuvo manifestaciones históricamente comprobadas. Los Apóstoles dieron testimonio de lo que habían visto y oído. Hacia el año 57 San Pablo escribe a los Corintios: «Porque os transmití en primer lugar lo mismo que yo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; y que se apareció a Cefas, y después a los doce» (1 Co 15,3-5).

Cuando, actualmente, uno se acerca a esos hechos para buscar lo más objetivamente posible la verdad de lo que sucedió, puede surgir una pregunta: ¿de dónde procede la afirmación de que Jesús ha resucitado? ¿Es una manipulación de la realidad que ha tenido un eco extraordinario en la historia humana, o es un hecho real que sigue resultando tan sorprendente e inesperable ahora como resultaba entonces para sus aturdidos discípulos?

A esas cuestiones sólo es posible buscar una solución razonable investigando cuáles podían ser las creencias de aquellos hombres sobre la vida después de la muerte, para valorar si la idea de una resurrección como la que narraban es una ocurrencia lógica en sus esquemas mentales.

De entrada, en el mundo griego hay referencias a una vida tras la muerte, pero con unas características singulares. El Hades, motivo recurrente ya desde los poemas homéricos, es el domicilio de la muerte, un mundo de sombras que es como un vago recuerdo de la morada de los vivientes. Pero Homero jamás imaginó que en la realidad fuese posible un regreso desde el Hades. Platón, desde una perspectiva diversa había especulado acerca de la reencarnación, pero no pensó como algo real en una revitalización del propio cuerpo, una vez muerto. Es decir, aunque se hablaba a veces de vida tras la muerte, nunca venía a la mente la idea de resurrección, es decir, de un regreso a la vida corporal en el mundo presente por parte de individuo alguno.

En el judaísmo la situación es en parte distinta y en parte común. El sheol del que habla el Antiguo Testamento y otros textos judíos antiguos no es muy distinto del Hades homérico. Allí la gente está como dormida. Pero, a diferencia de la concepción griega, hay puertas abiertas a la esperanza. El Señor es el único Dios, tanto de los vivos como de los muertos, con poder tanto en el mundo de arriba como en el sheol. Es posible un triunfo sobre la muerte. En la tradición judía, aunque se manifiestan unas creencias en cierta resurrección, al menos por parte de algunos. También se espera la llegada del Mesías, pero ambos acontecimientos no aparecen ligados. Para cualquier judío contemporáneo de Jesús se trata, al menos de entrada, de dos cuestiones teológicas que se mueven en ámbitos muy diversos. Se confía en que el Mesías derrotará a los enemigos del Señor, restablecerá en todo su esplendor y pureza el culto del templo, establecerá el dominio del Señor sobre el mundo, pero nunca se piensa que resucitará después de su muerte: es algo que no pasaba de ordinario por la imaginación de un judío piadoso e instruido.

Robar su cuerpo e inventar el bulo de que había resucitado con ese cuerpo, como argumento para mostrar que era el Mesías, resulta impensable. En el día de Pentecostés, según refieren los Hechos de los Apóstoles, Pedro afirma que «Dios lo resucitó rompiendo las ataduras de la muerte», y en consecuencia concluye: «Sepa con seguridad toda la casa de Israel que Dios ha constituido Señor y Cristo a este Jesús, a quien vosotros crucificasteis» (Hch 2,36).

La explicación de tales afirmaciones es que los Apóstoles habían contemplado algo que jamás habrían imaginado y que, a pesar de su perplejidad y de las burlas que con razón suponían que iba a suscitar, se veían en el deber de testimoniar.

Arduos y pesados han sido los días que preceden a la Resurrección: días de la Pasión y Muerte del Señor. Días de dolor, de pena, de angustia. Días que no tienen sentido para los cristianos, si no se ven de cara a la Resurrección.

Pues, ¿para qué tanto sufrimiento, tanto dolor, tantos actos de amor? No tienen sentido, no sirven para nada, si la Resurrección del Señor no está presente. La vida del cristiano ha de estar orientada hacia la vida eterna, hacia el encuentro amoroso con Dios, con Jesucristo. Cristo vino al mundo para abrirnos las puertas del Cielo, para devolvernos la amistad con Dios.

Todo ello se logra el día de la Resurrección. Alegrémonos, pues, de la Resurrección del Señor.

¡Cristo a Resucitado! ¡El Señor venció a la muerte! ¡El pecado ha sido aniquilado!. ¡Por fin Cristo triunfó! Desde que se hizo hombre en el seno de María, estuvo esperando con ansiedad este momento. Momento de triunfo y de gozo.

Recordemos que Cristo, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, se hizo hombre para rescatarnos del pecado original, para abrirnos las puertas del Cielo, para pagar la ofensa tan grande que Adán y Eva, nuestros primeros padres habían cometido. Se encarnó para rescatarnos del pecado y de la muerte, para devolvernos la amistad con Dios y ser nuevamente sus hijos. ¡Sí! Para todo ello Jesucristo se hizo hombre. Y lo hizo únicamente por amor a nosotros, a cada uno de sus hijos. Desde que habitó entre nosotros dentro del seno de María, esperaba el momento de pagar esa terrible deuda y devolvernos la amistad con Dios. Esperaba, desde entonces, este momento: la Resurrección. Después de su muerte en la cruz, donde la deuda quedaría cancelada, donde el pecado sería vencido, donde el amor reinaría, Jesucristo resucita de entre los muertos. Él, que es el Señor de la Vida, pues es Dios mismo, cumple su palabra: el que crea en mí, tendrá la vida eterna; quien coma de mi cuerpo y beba de mi sangre tendrá vida eterna y yo lo resucitaré. Y Él mismo resucita, pues no es Dios de muertos, sino de vivos; es Dios vivo.


¡Qué alegría tan grande ha de nacer en nuestros corazones, pues Jesús nos ha devuelto la amistad con Dios! Gracias a su Muerte y a su Resurrección, podemos llamarnos y ser nuevamente, hijos de Dios. ¡Qué felicidad! ¡Nosotros, amigos de Dios, hijos de Dios, herederos del Cielo!

Además, al saber que Jesucristo ha resucitado para no volver a morir, nuestra alma se ha de llenar de tranquilidad y confianza pues sabemos que Dios está con nosotros, se encuentra presente todos los días a nuestro lado. Él nos espera con los brazos abiertos al final de nuestra vida en el mundo, que es el nacimiento a la vida eterna.

Ante esta maravillosa noticia, la buena nueva de la Resurrección del Señor, sería conveniente que nos preguntemos:
¿Creemos en su resurrección? ¿Creemos verdaderamente que Él está junto a nosotros, en nuestra vida de todos los días?
¿Nos interesa de verdad el vivir de acuerdo a sus enseñanzas para que alcancemos voluntariamente la vida eterna?
O, tristemente, por el contrario, ¿no nos interesa su Resurrección? ¿Acaso no creemos en la vida eterna? ¿Despreciamos el amor de Dios por nosotros?

Muchos cristianos decimos con nuestras palabras que amamos a Dios, que creemos en Él, que deseamos llegar a la vida eterna. Pero, en verdad vivimos como si negáramos todo esto, pues vivimos cometiendo pecados, pecados que ofenden a Dios, pecados que lo llevaron a morir en la cruz. A veces TRANSMITIMOS las noticias en el libre albedrio que el Señor nos da, y cuando lo hacemos, parte de nuestro interior esta negando el bello acto de la resurreccion de Jesus y con ello negando nuestra credibilidad como cristianos, al seguir los canales que utiliza el anticristianismo, para atacar a JESUS.

Por esta razón, el Papa Benedicto XVI nos invita a lograr nuestra conversión a Dios. A aceptarlo a Él en nuestras vidas y comportarnos como sus hijos. Recordemos que hace dos mil años Dios se hizo hombre para liberarnos del pecado, de la condenación de nuestras almas, de la muerte eterna. Sin embargo, esto no significa que ya estemos salvados. Cada uno de nosotros, voluntariamente, ha de buscar su salvación y a ayudar a los demás a hacerlo. ¿Tú quieres realmente salvarte? ¿Quieres en verdad aceptar las enseñanzas y mandatos amorosos de Jesús para hacerlos vida de tu vida? ¿Crees verdaderamente que Jesús es Dios? ¿Amas a tu prójimo como Él quiere que lo hagas?

Hoy que Jesucristo nos invita personalmente a vivir su Resurrección, volvamos nuestro corazón, nuestra mente, nuestros intereses, nuestras fuerzas hacia Él, porque Él está vivo y nos invita a vivir con Él esa vida. Descubrámoslo en cada uno de nuestros hermanos, en nuestros familiares, en nuestros hijos y cónyuge, en nuestros padres y parientes, en los pobres, en todas y cada una de las personas con que nos topemos.

Cristo ha resucitado, anda caminando en las calles de todas las ciudades, pueblos y comunidades del mundo. Se esconde en el rostro de los niños, de los enfermos, de los necesitados.

Cristo resucitado te anda buscando a ti, para que lo conozcas y lo ames. Quiere darte su amor, su amistad, su ternura. Quiere invitarte a la vida eterna, a compartir con Él el Reino de su Padre; te busca para decirte que eres heredero de Dios, que eres su hijo, que te espera para darte la vida eterna. Cristo resucitado te busca para decirte que no te angusties en el mundo, que no te sientas triste, solo y abandonado. Él está vivo y quiere que tú lo encuentres y que lo invites a tu lado. Él te busca amorosamente; busca únicamente tu bien; quiere acompañarte todos los días, y a todas horas. Cristo resucitado te anuncia que ya has sido liberado de las garras del pecado, de la muerte, del odio. Cristo resucitado te espera con los brazos abiertos.

Cristo resucitado únicamente te pide una cosa, sin la cual de nada servirá todo lo que Él sufrió, todo el esfuerzo que hizo para que tú puedas estar con Él: te pide, nos pide, que amemos a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo. Es decir, que no permitamos que el pecado llegue a nuestras vidas, que es lo que nos separa de Dios; y que amemos a todos los que tenemos junto como Él mismo nos ama: hasta la muerte.

La palabra de Dios, escrita en el sagrado libro (la Biblia) nos recuerda que la Resurrección de Jesús es la verdad que cierra toda nuestra fe en Cristo. Los primeros cristianos, hace dos mil años, creían en la Resurrección del Señor como la verdad central de la fe. Además vivían su vida cotidiana iluminada por su Resurrección.

¿Tomamos en cuenta en nuestra vida de todos los días que Jesús ha resucitado? Los primeros cristianos sí lo hacían. Y dieron un testimonio tan profundo, que muchas personas creyeron en Cristo sólo por la alegría con la que los cristianos vivían su fe.

La salvación de nuestra alma ha de ser lo más importante en nuestras vidas, junto con la salvación de los demás. Un buen cristiano, fiel hijo de Dios, redimido y salvado por Jesucristo debe vivir su vida de todos los días con la alegría de saber que Jesús resucitó, que está cerca de nosotros y que nos espera ansioso con los brazos abiertos.

El pecado, el peor enemigo de Dios, ha de ser desterrado de nuestras vidas, pues es lo único que nos puede separar irremediablemente de Dios. Seamos enemigos declarados del pecado.

La salvación de los hombres no depende nada más de la Muerte y Resurrección de Jesús. Se necesita que cada uno de nosotros quiera ser salvado y, así, vivir una vida de acuerdo a los mandatos del Señor.

Con respecto a "la tumba encontrada" algunos quieren sacar dinero. El titanic gano mucho dinero verdad, me imagino que una pelicula o documental harian de esto un negocio inmenso.

Don Neto: Feliz dia de resurrecion. Dios le colme de bendiciones, extensivas esas bendiciones a su bella familia y un fuerte abrazo a su nieto: JUAN PABLO.

Hoy es el dia mas bello que todo Cristiano debe de apreciar con su corazon

Anónimo dijo...

Don Neto,

Le doy gracias a Dios por la resurrección de nuestro señor Jesucristo.

Pero esto es cuestión de fe personal. Ni podemos probar que los huesos sean de Jesucristo, ni tampoco podemos probar que Jesucristo haya resuscitado. Ninguno de nosotros estuvo presente en los acontecimientos. Ante la falta de evidencia concluyente, es acto personal el creer o no creer.

Hace poco se habló del infierno en este blog. Y fue revelador que dos Sumos Pontífices se contrariaran en cuanto a cómo era el infierno. Cuando el hombre imperfecto intenta forzar su interpretación sobre otros, la verdad sufre, y se politiza esa verdad.

Y al politizarse esa verdad, surgen eventos verdaderamente apartados de las enseñanzas de Jesucristo, como lo son la Inquisición y la Teología de la Liberación.

El Jesucristo de mi fe personal, nunca torturó ni incitó a la violencia, estando en un ambiente que decididamente se prestaba a ello. Probablemente porque tenía la certeza que la recompensa celestial era muy superior a cualquier sufrimiento terrenal. Pero en los años 80, bastantes curas pregonaban lo contrario.

Después de medio siglo de existencia, he aprendido a no hacer caso a las voces disonantes y falsas que pretenden imponernos sus creencias, o pretenden desvirtuar nuestra fe.

Me remito directamente a los actos y las enseñanzas de Jesucristo, y es una línea directa e inmune a cualquier interferencia.

Saludos,

Raúl Armando Interiano

Anónimo dijo...

A pesar que estudié en un colegio católico actualmente mi fe religiosa digamos, es un tanto alejada de la tradición. Veo más a Jesús como esa figura humana, amiga, más cercana a nuestra realidad diaria. Su "resurrección" puede ser un buen ejemplo o símbolo de lo que todos debemos hacer. Bajar a lo más profundo de nuestro ser, vernos en realidad como estamos y luego volver a nacer, renacer....resucitar. Es algo que deberíamos de hacer a diario. La pascua siempre fue una fiesta de alegría por la recolección de la primera cosecha. Era una época en que se celebra la vida. Era una fiesta familiar donde todos se reunían ( o todavía se reunen) en familia para alguna comida y dar gracias a la vida por lo recibido.

Este día celebramos la pascua con mi familia en Viena. Fue mi primer pascua después de pasar 3 años fuera. Fue en realidad un renacer... un reencuentro.

Felíz Pascua

Jorge Eduardo López Alvarenga

Anónimo dijo...

La Resurrección de Cristo

La Biblia esta llena de analogías y metáforas, las cuales fueron necesarias para enseñar el evangelio. No es la divinidad de Cristo, ni la certeza de la Biblia al describir pasajes de la vida de Jesús lo que esta en cuestionamiento, sino las distintas interpretaciones que se han hecho y se hacen de manifestaciones espirituales, que como tal solo tiene explicación espiritual y no física o material.

En Mateo capitulo 8, versículo 22, estando Jesús rodeado de mucha gente, uno de ellos le dice a Jesús...Señor permíteme que entierre a mi padre y te seguiré. Jesús le contesta... deja que los muertos entierren a los muertos. ¿Cómo un muerto físicamente puede enterrar otro muerto? De ninguna manera, pero si un muerto espiritualmente puede enterrar a otro que esta muerto espiritualmente.

El Papa, supuestamente es el representante de Dios en la tierra, como pueden dos Papas contemporáneos, estar diametralmente errados en su concepción de algo tan primordial en la teología cristiana, como lo es el infierno. La única manera, es si esto lo entendemos de una forma espiritual y no como algo físico.

Jesús ha recitado en los millones de corazones de los cristianos que practican su fe cada día y no solo cuando se acuerdan, aquellos que se acuerdan del enfermo, del desesperado, los que sufren, de los que gozan. Después de 2000 años, sus enseñanzas todavía palpitan en los corazones de los fieles creyentes.

Con respecto al comentario de que muchos curas durante el conflicto interno incitaban a la violencia. Yo creo que tenemos que hacer una valorización muy objetiva, de cómo la religión se usa con fines muy ajenos a los fines del cristianismo. Una cosa es la fe y la espiritualidad y otra muy diferente es el dogma religioso. Por mi parte yo personalmente observe Monseñores bendiciendo helicópteros y otra clase de instrumentos de guerra y muerte, acciones que esta en contraposición de las enseñanzas más básicas de la iglesia y la ley de Dios.

Cristo dice no mataras y no hace excepciones......

Tengan un buen día y que Dios los proteja y les dé muchas bendiciones...... hoy y siempre.

Unknown dijo...

Muchísimas gracias a todos por sus oraciones, sus comentarios y sus opiniones. Especiales gracias al Fr. Alfonso, quien por lo que dice al final de su mensaje bello y aleccionador, deduzco que nos lee, lo que es un indudable honor.

Quiero decirle a Fr. Alfonso, que esta mañana temprano leí su mensaje, en voz alta, a parientes y amigos con quienes disfrutabamos de un día de meditación y descanso. Siendo todos ellos católicos practicantes, disfrutaron mucho de la profundidad y humanismo que Fr. Alfonso muestra en su bello mensaje. Muchas gracias. Fue lo primero que saltó a mi vista cuando abrí, temprano por la mañana, mi conexión. Bella forma de comenzar este Gran Día.

Finalmente, sería interesante que Fr. Alfonso nos ilustrara con su opinión sobre los otros comentarios que hasta ahora hemos recibido.

Salud y bendiciones.

Anónimo dijo...

Discipline confirmed for liberation theologian

San Salvador, Mar. 12, 2007 (CWNews.com) - Father Jon Sobrino, an influential exponent of liberation theology, has been silenced by the Vatican, a Salvadoran archbishop has revealed.

Confirming a report that had first appeared in the Spanish newspaper El Mundo last week (and relayed by CWN on March 9), Archbishop Fernando Saenz Lacalle of San Salvador told reporters that Father Sobrino has been barred from teaching at any Catholic university or publishing his theological works.

The Jesuit scholar-- who was born in Spain, but rose to prominence as a liberation-theology advocate in El Salvador, where he taught at the University of Central America-- was disciplined by the Congregation for the Doctrine of the Faith for his failure to affirm that Jesus Christ is divine.

Speaking on Sunday, March 12, after celebrating Mass in the cathedral at San Salvador, Archbishop Saenz said that the Vatican had been in dialogue with Father Sobrino for several years, warning the Jesuit theologian about the problems in his approach. Ultimately, he said, when Sobrino declined to revise his work, the Vatican concluded that his thoughts were incompatible with Church teaching.

Informed sources say that the Vatican will announce the disciplinary measures later this week. Father Sobrino has declined to comment.

Anónimo dijo...

David sólo tomó su honda, y con su entrenada puntería arrojó un guijarro de río que golpeó la frente del gigante, de forma que éste cayó al suelo inconsciente. Entonces David corrió a cortar la cabeza de Goliath con su propia espada (1 Samuel 17:51). El resultado fue una gran victoria para los israelitas, quienes persiguieron a los filisteos hasta las puertas de Gath y Ecrón.

"No matarás" es un mandamiento que fue violado por el mismo Dios, repetidas veces.

Unknown dijo...

Neto: Espero regrese de ese bello paraje de Bahía Dorada, con más ímpetu para que con su criterio y con todas las reflexiones que estoy segura meditó en esTa Santa Semana, tenga su mente mas clara, para que con sus opiniones enseñanzas, profundas y acertadas, podamos analizar y nutrir nuestra mente de cosas positivas y opinar a su vez en ese blog que nos enseña tantas cosas. Le envío a continuación, la opinión que Diario El Heraldo publicó en su opinión editorial las palabras de nuestro Cardenal Rodriguez:

Cristo...ha resucitado
De acuerdo a las sagradas escrituras luego que Cristo resucitó las primeras evangelizadoras fueron las mujeres, quienes fueron testigos de este acontecimiento.

Por: Rodolfo Isaula (risaula@elheraldo.hn)



Millares de personas han acudido a los diferentes actos religiosos en una verdadera muestra de fe y devoción cristiana.
Tegucigalpa. Para la humanidad hoy es el domingo más importante del año, la iglesia y las comunidades cristianas revisten sus mejores galas. ¡Cristo ha resucitado!
“En este día has abierto las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte”, exclamó el cardenal, Óscar Andrés Rodríguez, en su homilía de esta memorable fecha.

“El prefacio describe lapidaria y magistralmente el contenido de la fiesta de hoy: Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado: muriendo, destruyó nuestra muerte y resucitando restauró la vida”, expresó.

De acuerdo a las sagradas escrituras luego que Cristo resucitó las primeras evangelizadoras fueron las mujeres, quienes fueron testigos de este acontecimiento.

Hace dos mil años, al tercer día en que Jesús fue crucificado, mujeres acudieron al sepulcro llevando los aromas y oyeron de labios de los ángeles la noticia: “No está aquí, ha resucitado”.

En el Evangelio de Juan se narra que fue María Magdalena la que va al sepulcro, lo ve vacío y corre a anunciarlo a los apóstoles. Luego serán los apóstoles, los que anuncian al mundo que Cristo ha resucitado. “Ahora somos nosotros los que, en este nuevo siglo XXI, hemos de correr a anunciar a Cristo en este mundo, a nuestra familia, a nuestros amigos, a la sociedad”, manifestó el cardenal.

“Los cristianos no sólo debemos ser buenas personas, sino además ‘testigos’ de la resurrección de Cristo, con nuestra palabra y, sobretodo, con nuestras acciones”, predicó. “Nuestras palabras, por muy espirituales que sean, de nada servirían si seguimos hundiendo nuestras manos en los negocios más lucrativos de aquí abajo”, expresó.

Millares de personas han acudido a los diferentes actos religiosos en una verdadera muestra de fe y devoción cristiana.

“ÉL ESTA AQUÍ”

“¿Por qué buscan entre los muertos al que vive?”, cita parte de los evangelios.
Si los hondureños celebran bien la Pascua se vivirá con Cristo y se dará muerte al pecado. “Ya no podemos seguir custodiando sepulcros vacíos, los mismos archivos llenos de polvo, los mismos vicios de siempre, una fe enmohecida por la rutina”, manifestó.

“Nuestro papel no es el de los guardias puestos a vigilar las tumbas. Nuestro papel es el de las mujeres encargadas de contar, de recordar lo que los apóstoles habían olvidado, de informar que Jesús está vivo, no en el sepulcro, sino en otra parte”, precisó.

El cardenal recomendó poner amor donde hay odio, perdón donde hay ofensas, actitud servicial y humilde donde todos se aprovechan. “Él (Jesús) está aquí, en medio de nosotros, y nos habla al corazón, cura nuestras dudas y nuestros miedos, nos alimenta con su cuerpo, nos renueva, nos pacifica, nos resucita. Él esta aquí y nos envía a ser testigos de su resurrección”, concluyó el cardenal Rodríguez.

PROCESO DE CONCERTACIÓN

Entretanto, el editorial del semanario de la iglesia Católica Fides, enmarca que con la resurrección de Cristo cada hondureño pasa de la esclavitud del pecado a la vida nueva con dignidad y la libertad de los hijos de Dios.

Los que hoy son testigos de la resurrección del Señor, añade el editorial, son aquellos que saben tomar con serenidad su fe y su compromiso con la iglesia Católica. “Por todo ello no son valederos el pesimismo y la desesperanza ante la situación actual de pobreza, inseguridad y corrupción que se vive en Honduras”, cita el editorial.

“Existen vías y recursos materiales y humanos para la transformación de la nación. Para el paso de condiciones de vida inhumanas a condiciones de vida más humanas”, añade.

En el editorial se enmarca que las autoridades deben decidir en implementar un amplio Proceso de Concertación Nacional, para cambiar la cultura de improvisación en que se ha vivido en los últimos años.

“Épocas difíciles, de crisis financieras; de asfixiantes pagos de deuda externa y de un éxodo masivo de hondureños en busca del “sueño americano”. Ha sido un lapso en el cual se han empeorado las condiciones de vida de la mayoría de los hondureños”, detalla el editorial.

“Pero la resurrección de Jesús es garantía de que el sufrimiento humano, aceptado con amor, es fuente de esperanza que permite soñar en que Honduras puede llegar a ser una Patria más solidaria con los pobres”, enfatiza.


PACHY

Anónimo dijo...

Hola Neto:

Leí tu artículo acerca del osario de Jesús ¿?? -¿cuál Jesús?, vaya usted a saber, como dicen los españoles-.

Aunque generalmente disfruto tus artículos y todos los artículos de quienes tienen el don de escribir bien, siento que éste está un poco confuso y me da la impresión que en estos tiempos de tanto ataque a Jesús y a nuestra fe, en que hay un alejamiento de Dios y sus principios morales, lo que ha conducido al mundo al estatus de salvajismo en que estamos viviendo, verbi gratia Guatemala y nuestros diputados, o el derecho de “decidir” de la mujer sobre el derecho de vida de su hijo, o las maras, el terrorismo, etc., tal vez no sea muy bueno dejar un sentimiento de confusión en la gente, sobre todo en los que son totalmente ignorantes acerca de estos temas.

Por supuesto que no te estoy censurando ni mucho menos, porque para eso tenemos, con todo derecho, libertad de expresar lo que pensamos.

Es sólo que escribes acerca de hechos que tocan puntos sensibles, como que si solamente se tratara de pensamientos de algunas gentes y no la realidad cristiana, en cuanto dices en un párrafo: “Muchos “sostienen” que una persona no puede ser considerada cristiana si no cree en que Jesús resucitó en cuerpo y alma”. Para decir verdad, toda, “toditita” la fe cristiana católica se basa en la resurrección de Jesús, por lo que no es correcto expresar que nuestra total fe, la base fundamental de la religión católica y además de otras religiones cristianas, sea una simpleza que sostienen “muchos”. Creer en la resurrección es algo terminal. Así, o crees o no crees. La resurrección es el compendio del cristianismo, la médula, el meollo, el centro, la sustancia de toda nuestra fe. Si no fuera así la Iglesia no existiría, pues no habría motivo. Toda esa fe se basa en que Jesucristo nos prometió el cielo después de la muerte, Juan 6; 51-52 y 54: “Todo el que cree en mí no morirá para siempre. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, el que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi carne y yo la daré para la vida del mundo. El que come mi carne y bebe mi sangre vive vida eterna y “yo lo resucitaré” en el último día”. Si no es por esa promesa ¿Para qué ser bueno y seguir las enseñanzas de Cristo? Entonces, si Jesús era un falso, todo se derrumba.

En otro párrafo expresas que “Varios teólogos opinan que el descubrimiento de ese osario probaría –o cuando menos provocaría dudas – sobre la resurrección de Jesús...”, si le quitas, “-o cuando menos provocaría dudas”-, te quedaría “Varios teólogos opinan que el descubrimiento de ese osario probaría “sobre” la resurrección de Jesús”... Y yo pregunto ¿qué probaría, y sobre qué?. No se entiende qué probaría, es confuso.

En otra instancia, pareces pensar que la doctrina de los musulmanes puede afectar el cristianismo pues nos superarán en número de feligresía en el 2030. ¿Y eso qué? ¿Acaso no son mayoritarios los budistas en el mundo, o sea los que tampoco creen en Jesucristo, y que es una doctrina que jamás nos ha afectado?

Por otro lado los brutos que hablan de hacer el DNA a los huesos encontrados, ¿contra los de quién los van a comparar?. Poco idiota el asunto ¿No crees?

Anyway, es bien extraño que un hombre que predicó por tres pinches años, siga manteniendo después de dos mil años esa indestructible fe que tienen mentes tan extremadamente privilegiadas como por ejemplo la de Juan Pablo II, o de los millones de seres que creemos en sus promesas, gente de todas las elites, como se vio el día de hoy, en que estuve feliz de saber de las iglesias totalmente abarrotadas de gente por todo San Salvador, pues compartí comentarios con mis hijas y amigas. ¿No prueba eso bastante, que sus enseñanzas no pueden ser puramente terrenales para mantenerse ya por veinte siglos, a pesar de todos los innumerables ataques y cosas malas que se han suscitado aún en lo más profundo del núcleo de su propia Iglesia, que a pesar de todo continúa totalmente indemne? Mateo 16; 18: “Tú eres Pedro (o sea piedra) y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas y poderes del infierno no prevalecerán sobre ella”.

La verdad que la Biblia “enterita”, desde el Antiguo hasta el Nuevo Testamento, no puede haber sido escrita por nadie que no fuera inspirado por Dios. La sabiduría contenida en ella es increíble y leerla despacio, asimilando cada párrafo, cada frase, cada letra es lo más enriquecedor que existe.

En fin esta es mi humilde opinión como católica.

Cariños,

Anónimo dijo...

En cuanto a la resureccion Solo hay cuatro opciones:

a) Jesucristo no resucito y los apostoles robaron el cuerpo

PROBLEMA1: Si esto es cierto por que dieron sus vidas cientos de cientos que lo vieron resucitado si esto fue un "plot" que no tenia validez ? Es posible morir (incluyendo sacrificar la familia) por algo que uno sabe que no es cierto ?
PROBLEMA 2: Como iban un grupo de pescadores vencer el sello romano ? (El sello romano eran guardas bien entrenados protegiendo la tumba ?)
Dejarias que te crucificaran (pedro, juan) y que te decapitaran (pablo) y que te comieran los leones y a tus hijos ? Si tu te robaste el cuerpo para mantener viva la leyenda ??????, todos los que lo vuieron sufrieron con mUerte el insistir en la resureccion. !!

b) Los romanos lo sacaron para ocultarlo

PROBLEMA: LA situacion politica de Roma en ese tiempo queria terminar con el cristianismo a toda costa , que les hubiera costado mostrar el cuerpo de jesus al pueblo muerto , y asi se hubiera acabado el cristianismo de una vez por todas , un solo "Zarpaso" como este hubiera cayado a todo mundo. Los cristianos representaban un problema politico y esta hubiera sido la mejor forma de "terminar" con ellos , no matandolos como lo hicieron ! (los romanos NO eran tontos ni debiles!)

3) Jesucristo No murio, solo se "desmayo": bueno atravezarle el corazon a alguien como lo hicieron con Jesus , no deja vivo a nadie , especialmente con los avances medicos de esa epoca. Los romanos hacian crucifixiones a diario y despues de miles de crucificciones las personas a cargo de esto sabian muy bien cuando alguien ya habia muerto


4) Jesucristo si resucito ! , lo vieron mas de cien personas, se reconocio en su nuevo "cuerpo" hablo , platico, atravezo paredes y ascendio


Si bien es cierto no estuvimos alli que otra opcion puede tener logica ?

Si bien estoy de acuerdo con que al puro final es materia de FE las opciones anteriores de verdad refuerzan mi fe !


Saludos y bendiciones

Anónimo dijo...

Es más fácil creer que pensar.

Llegará el día en que el saber se sobrepondrá a la necedad.

Jorge Eduardo López Alvarenga