domingo, diciembre 03, 2006

LA COLUMNA DEL DOMINGO

LA CULTURA DE LA IMPUNTUALIDAD

Ernesto Rivas Gallont


En suma, la puntualidad en nuestra rutina diaria es importante y debemos acostumbrarnos a ella, modificando nuestra actitud. Como dijo alguien, “Más vale tarde que nunca”, pero sería mejor, “Nunca tarde”.


“Todos los días a las siete en punto, escuche . . . “ Lo malo es que son las 7:15. “Perdone, pero fíjese que el jefe está en una reunión y se va a tardar un poquito. ”Has llegado puntual a la cita de las dos de la tarde, pero te dan las tres y todavía no te reciben”. “Los esperamos a cenar el viernes a las ocho”. Son las 9:30 y los invitados no llegan todavía. Lo peor es que si llegan a las 8:30, la dueña de casa todavía se está vistiendo. “En todo el territorio de la República son diez a las ocho”. La hora correcta es tres minutos antes o después. En el teatro, si se anuncia el espectáculo a las 8, la gente llega 30 o más minutos después, porque el espectáculo inicia a las nueve.

En nuestra cultura, llegar a la hora es considerado inapropiado, porque aquí nadie es puntual.

Yo sufro del síndrome de la puntualidad y, a pesar de mis años, todavía no me acostumbro a esperar. En todo país desarrollado, la hora exacta es indispensable. Si no fuese así, el hombre no hubiera llegado a la luna o no se podría estar explorando el espacio.

Para la exploración del espacio y muchos otros propósitos, los físicos están ahora midiendo el tiempo en atosegundos, es decir una billonésima parte de un billonésimo de segundo. Una preocupación mía de hace años, ha sido la falta de apreciación nuestra respecto a la puntualidad, al hábito de estar a tiempo, la observación estricta de mantener puntualidad en todo lo que hacemos. Debemos sacudirnos de esa cultura de la falta de consideración para los demás.

En mi juventud, el presidente de una firma en cuya directiva participaba, convocaba a las sesiones y SIEMPRE llegaba una hora tarde, irritando tanto a los otros directores, que causó la renuncia de varios.

Hay quienes tomamos la puntualidad como un hábito en nuestra rutina diaria. Pero el problema es que nadie aquí parece apreciar ese hábito, con el resultado que los puntuales somos pocos. En realidad, tenemos que acostumbrarnos a que la puntualidad no es solamente un deber, sino que parte de los buenos modales.

Pero en nuestro ámbito parecería ser que lo contrario, es la norma. En otras culturas, el individuo que habitualmente llega tarde a un compromiso, nunca será respetado o tendrá éxito en la vida, porque allí, la puntualidad es el alma de la vida. Lord Nelson, el almirante inglés, famoso por su participación en las Guerras Napoleónicas, especialmente en la Batalla de Trafalgar, decía: “Debo todos mis éxitos en la vida, por haber llegado siempre 15 minutos antes que la hora señalada”. Y, talvez la frase más famosa de Luis XVIII de Francia, “Puntualidad es la cortesía de reyes”.

La impuntualidad es un robo al tiempo de otros, especialmente, la impuntualidad en el trabajo. Es una falta de respeto hacia otros. Deberíamos acostumbrarnos a ser tan puntuales, como cuando nos cita el presidente de la República, un alto funcionario o una persona importante (aunque ellos se presenten tarde a la cita).

Recuerdo muy bien, la ceremonia de toma de posesión del coronel Arturo Armando Molina. El presidente había convocado a las nueve de la mañana. Siendo exactamente esa hora, el nuevo mandatario hizo su entrada al Gimnasio Nacional, donde tendría lugar la juramentación. El Gimnasio estaba medio vacío y varios miembros del nuevo gabinete y el mismo presidente saliente, Sánchez Hernández, llegaron tarde.

Ese feo hábito no es solo nuestro sino que es común en América Latina. Sociólogos atribuyen esa diferencia con los países nórdicos, a hechos culturales profundos y a personalidades nacionales. Una teoría sostiene que el cambio marcado de las cuatro estaciones induce a mayor respeto por el tiempo. En “Punctuality: A Cultural Trait as Equilibrium” los teorizadotes/autores, Kaushik Basu y Jorgen Weilbull, establecen una tésis sencilla, pero importante: “Si creo que tú vas a venir tarde, es costoso para mí llegar puntualmente; así es que yo también llegaré tarde.” Con esa simple teoría, ellos muestran que puntualidad es solamente una reacción de equilibrio de lo que unos individuos esperan de otros.

Es posible cambiar un hábito. Y la puntualidad es un hábito. Pero, para ello se necesita voluntad y una decisión firme, como cuando Suecia decidió cambiar la norma de conducir sobre el lado izquierdo de calles y carreteras, a conducir sobre el lado derecho, precisamente a las 5 de la mañana del domingo 3 de septiembre de 1967.

En Ecuador, donde el gobierno estima que la tardanza habitual le cuesta al país 4.3 por ciento del PIB, se realizó una campaña con el fin de cambiar el equilibrio. Centenares de instituciones, desde concejos municipales, hasta aerolíneas, firmaron un compromiso de puntualidad. Los que llegan tarde, no tienen acceso a las reuniones. Un periódico publicaba, por costumbre, una lista diaria de los funcionarios públicos que llegaban tarde a los eventos. ¿Qué tal si hacemos algo así nosotros?

En suma, la puntualidad en nuestra rutina diaria es importante y debemos acostumbrarnos a ella, modificando nuestra actitud. Como dijo alguien, “Más vale tarde que nunca”, pero sería mejor, “Nunca tarde”.

San Salvador, Domingo 3 de diciembre, 2006 Hasta mañana.

Lea mañana en este espacio, el editorial "NO LO HAGA, SEÑOR PRESIDENTE, POR FAVOR"

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Existe otra importante teoria acerca de la impuntualidad.

Recuerdo que cuando era gerente de una de las empresas mas grandes de lacteos en El Salvador.
El gerente de control de calidad siempre llegaba tarde, siendo su jefe me preocupaba esta situacion y a pesar de hablar con el un par de veces acerca de este asunto lo seguia haciendo, era un excelente trabajador y muy inteligente y Capaz por cierto pero le gustaba llegar tarde.

Recuerdo cada dia que todo mundo empezaba a preguntar por el y todo mundo empezaba a hablar de el y comentar que lo "necesitaban ya" por que habia que resolver asuntos importantes.

En summa el estaba en la mente de todo mundo , gerentes, empleados, personal administrativo etc. pareciera que la fabrica entera estuviera esperandolo (y el fomentaba esta condicion dejando importantes asuntos para el principio del dia!)

Y esa es precisamente la teoria, que dice que mucha gente utiliza esta actitud como una manera de "darse importancia" , de mostrar "lo necesarios que son" , puesto que si no hicieran eso probablemente no estarian en el habla de todos etc.

Y aunque estaba en mi lista de "despedibles" , su capacidad y trabajo duro/inteligente una vez llegaba nos hacia pensar dos veces el despedirlo o no. Renuncie a esta empresa por otras razones un poco antes de tomar la decision asi que no se que fue de el.

Pero es otra interesante teoria, solo para la conversacion de hoy. Aunque creo que esta estrategia solo la pueden utilizar muy pocos individuos y aun asi estoy de acuerdo con do Neto, que es un total irrespeto y abuso a los demas.

Unknown dijo...

Muchas gracias, Rigo. Es algo que efectivamente se me quedó en el tintero. "El que siempre llega tarde para darse importancia." Conozco varios de ellos, pero, en mi criterio, lejos de darse importancia, caen mal. Pero, lamentablemente existen muchos en nuestro medio.

Anónimo dijo...

Yo creo que (esta es mi teoría), esa conducta se deriba de un complejo de inseguridad que en este caso se traduce en creerse indispensable, en creer, en cierta forma, que el mundo gira al rededor de mi persona y esta actitud se perpetúa cuando estos indivíduos encuentran eco en su ambiente, cuando deafortunadamente encuentran personas que aceptan esta actitud y no los confrontan seriamente, es decir, haciéndolos entender que no son indispensable, que siempre podemos ancontar otra persona tan capaz y por añadidura con el mérito de la puntualidad.
Es lamentable que el Dr. Chinchilla haya enfocado el problema con visión local, escogiendo la solución inmediata dejando de lado el impacto general que dicha complacencia ocasionaría a la larga en el todo empresarial y quizas, social (si no no estaríamos aquí hablando de ello).
Ud. don Ernesto sufre de este problema de la puntualidad por cuestiones genéticas, lo hereda de su abuelo. A nosotros los salvadoreños nos parece raro que unos amigos alemanes nos inviten a visitarlos e su casa de 7 a 9 pues nuestra costumbre es la de quedarnos hasta las 12.
Pero nunca es tarde cuando amanece, deberíamos de implantar la costumbre, exigir la pintualidad como forma de respeto y el que no está a la hora citada, perdará parte de la exposición o de la cena según sea el caso.
Enhorabuena don Ernesto por otra loable campaña.
Atentamente,
Gustavo

Anónimo dijo...

Don Ernesto Rivas Gallont :

Permitame felicitarlo por su articulo de la prensa grafica del domingo 03 de Diciembre 2006, considero que uno de los principales problemas de los salvadoreños es qie la impuntualidad se ve como un comportamiento comun, aun en actos de mucha importancia y hasta los Presidentes sufren de esta mala costumbre.

Muy buen articulo.

Gerardo Rivas Duran

Anónimo dijo...

Querido Ernesto:
Cuando leí tu comentario sobre la puntualidad (o la falta de ella) me reí pues pasamos por lo mismo -- lamentablemente -- en El Salvador cuando estabamos por comprar un apartamento y luego decidimos no hacerlo y que nos devolvieran el depósito (tuvimos que confirmarmos con la mitad). Pero el punto es que yo fui a San Salvador a hablar y negociar con gente de uno de los principales bancos. Como buen gringo (o acostumbrado al horario aqui), llamaba y fijabamos una hora para que yo pasara por el banco. Y esto era con uno de los gerentes. Bueno pues, cuando llegaba puntualmente, una secretaria (o no sé como las llaman ahora), siempre me decía amablemente: "Ah, fíjese que todavía no ha llegado el licenciado" o "fíjese que el licenciado esta en una reunión" o "fíjese que el licenciado ya ahorita llega." Bueno, siempre son licenciados y nunca llegan. Despues que al fin está en su oficina (un dia después), me dice que hay que redactar un documento. Resulta que era un cosa de tres párrafos que yo le sugeri en dos minutos. Pero entonces, "fíjese que tiene que firmarla la doctora fulana de tal en el otro departamento del banco." Para concluír, despues de tres dias de perder mi tiempo me hicieron algo que yo pude haber redactado en cinco minutos y yo no soy licenciado. Perdona mi cinismo, pero desde entonces Ana (mi esposa) y yo, siempre nos referimos al "fíjese" cuando hablamos de la burocracia y el red tape en El Salvador. But don't take it personal, please. Pero tu columna estaba 1,000% acertada. Y eso no se limita a El Salvador. Hay otros paises en América Latina donde es peor. En mi vida anterior viví y trabajé en Venezuela (pais de mi ex-esposa) y varias personas alla me aseguraron, con toda seriedad, que cuando quierían invitar a una fiesta para las 8pm, les dicen a los invitados que lleguen como a las 6:30pm -- para que lleguen a las 8pm o a las 8:30pm!!! No es lógico, pero aqui habla el alemán-salvadoreño-gringo en mi.
Saludos, Juan

*****************************
Juan J. Walte
Alexandria, Virginia -- USA
jwalte@yahoo.com

Anónimo dijo...

SE ME PUSO LA "CARNE DE GALLINA" CON SU COLUMNA DE HOY "COMO FUÉ"; LO QUE DICE ES CIERTO ES LA PRIMER MIRADA, LA QUÍMICA, LO INCIERTO; LOS FRANCESES LE LLAMAN "UN COUP DE FEU" UN FLECHAZO" FELICIDADES, P. D´ARCY L.