Conversaciones con Neto Rivas

¡Buenos días! “Información es el oxígeno de la democracia”.

EL PENSAMIENTO DEL DÍA

“Estadista, y amigo de la verdad; de alma sincera; fiel en su actuar y de honor comprobado; no rompió promesa alguna, ni sirvió propósitos privados; no buscó honores y no perdió amigo alguno.”
Alexander Pope (1688 – 1744) Autor inglés, crítico, sátiro y uno de los poetas más grandes del Siglo XVIII, de las Luces.

LA ESQUINA FILOSÓFICA DEL LUNES

Sofocracia.

La sofocracia, establece que el poder debe recaer sobre los que saben. Los jefes políticos deben ser especialistas en ciencia política. Acá vemos nuevamente la importancia que le confiere a la educación, ya que establece, que un gobierno puede ser gestionado con leyes o sin ellas, por una persona o varias, lo que nunca se puede dejar de lado, es que el político debe estar formado intelectualmente, aunque dentro de esta concepción también establece una cualidad: el temperamento. Una persona débil de temperamento no podrá con sus funciones, carecerá de ambiciones, en cambio una persona con gran temperamento (muchas veces los llama los más violentos), harán que la nación esté en constante guerra, por sus deseos de poseer más.
Asimismo, establece como esta sofocracia puede acceder al poder: "el establecimiento de la sofocracia está ligado a la aparición de un genio político, pero Platón no nos dice en qué forma se impondrá éste. En cambio, nos da indicaciones circunstanciadas en lo que se refiere a la otra hipótesis, la del rey que se hace filósofo.” A través de este sistema, establece que la solución pasa por alcanzar, a través de una educación exigente, una vida filosófica y que los filósofos gobiernen la polis; el filósofo era ideal porque tenía la capacidad de contemplar las ideas y, en particular, la del bien. Además no estaba seducido por el poder.

El problema era encontrar un filósofo que quisiera llevar a cabo este proyecto, el mismo Platón estuvo tentado de llevar a cabo este proyecto, pero sus fallidos intentos en el gobierno de Siracusa (el intento de transformación del tirano por el filósofo) no se lo permitieron.

EDITORIAL

NO LO HAGA, SEÑOR PRESIDENTE, POR FAVOR

Pero, falta algo muy importante para poder proclamarnos como un país democrático. ¿Sabe lo que falta, señor presidente? Falta que tengamos un gobierno del pueblo y para el pueblo.

Señor Presidente Saca, regresa usted de su viaje por Estados Unidos y México cuando comienza el último mes del año. El último día de este mes de diciembre, termina el compromiso de mantener en Irak el séptimo contingente de soldados salvadoreños en ese inhóspito país, cuya presencia ha sido renovada ininterrumpidamente desde 2003.

En declaraciones para la prensa, hechas en Washington la semana pasada, usted dijo que considera “muy favorable” el envío de un nuevo contingente de soldados salvadoreños a Irak. Haciendo eco a lo que repetidamente dice el Presidente Bush, usted agregó que una pronta retirada del ejército de ocupación de la nación árabe, encabezado por Estados Unidos, “sería entregarle el país a los terroristas”.

Si a lo anterior agregamos lo de la visita el viernes pasado del jefe del comando sur de los Estados Unidos, almirante James Stavridis, que según la prensa vino a “pedir” el envío de un nuevo contingente a Irak, y la reacción del ministro de defensa, General Otto Romero, que “Irak es uno de nuestros proyectos,” me suenan como disparos de salida hacia el anuncio oficial de su decisión, señor presidente.

La identificación de su gobierno con el del Presidente George W. Bush, en éste y otros sentidos, ha valido para solidificar los lazos de amistad que existen entre nuestras dos naciones, desde cuando, en la década de 1980, el Presidente Reagan se identificó con la causa del gobierno salvadoreño de entonces e inició un período de asistencia que se mantiene hasta ahora, si bien hoy, en otros niveles y referido en distinta forma.

El Salvador se ha identificado con Estados Unidos, desde 1824, cuando nos ofrecimos como un Estado más de la Unión Norteamericana. Si bien nuestro país nunca fue considerado como tal, siempre hemos recibido generosa asistencia, para hacerle frente a nuestra debilidad económica endémica.

El Salvador ha avanzado mucho en el proceso de democratización, desde cuando éramos un país gobernado de forma dictatorial por élites militares, que mantuvieron al país rehén de sus objetivos.

El esfuerzo suyo en mantener y estrechar más aun esos lazos de amistad, se ha visto reflejado en la generosidad de Estados Unidos hacia nuestro país. El más reciente gesto, es el donativo condicionado de $641 millones que recibiremos de la Cuenta del Milenio. Antes nos vimos favorecidos con las repetidas extensiones del TPS para nuestros hermanos emigrados y otros beneficios menores, pero tangibles.

También Estados Unidos, a través de su representación diplomática en nuestro país, fomenta los vínculos de amistad y colabora generosamente con una gran variedad de proyectos nacionales. Y con el derecho que asiste al banquero sobre su deudor, enumera sentenciosamente las debilidades en nuestro sistema, que están frenando el desarrollo.

Hoy, somos un país libre. Los salvadoreños gozamos, hasta cierto punto, de la protección de nuestros derechos humanos y las libertades fundamentales. Nuestra voluntad se manifiesta en las urnas y hemos elegido a nuestros gobernantes sucesivamente, desde la histórica elección en 1982.

Los valores y prácticas de la democracia son fundamentales para avanzar en el logro de nuestros objetivos. El mantenimiento y fortalecimiento del Estado de Derecho y el respeto estricto al sistema democrático deben ser, al mismo tiempo, un propósito y un compromiso de su gobierno.

Pero, falta algo muy importante para poder proclamarnos un país democrático. ¿Sabe lo que falta, señor presidente? Falta que tengamos un gobierno del pueblo y para el pueblo. En otras palabras, usted, señor presidente, no escucha al pueblo salvadoreño y, con frecuencia, actúa contra su voluntad.

Hoy, usted está considerando enviar un octavo contingente de soldados salvadoreños a Irak, cuando hace poco, en agosto pasado, usted habría “prometido” pronto retiro de la tropa en Irak (La Prensa Gráfica, agosto 10, 2006).

Se nos dice también, que nuestro ejercito está allá por razones humanitarias. ¿Para eso necesitan soldados con armas de guerra? Si ese es el caso, entrenemos a grupos selectos de civiles de organizaciones humanitarias nuestras, como Cruz Roja, para desplazarlas a Irak con esa misión.

Permítame traer algo importante a su atención, señor presidente. El 85 por ciento de nosotros --según las encuestas más recientes, que a lo mejor usted no ha visto porque estaba viajando-- no queremos ver a nuestros compatriotas en Irak. Eso no es de hoy, viene siendo así desde el envío del primer contingente; pero ahora los decibeles del clamor han aumentado hasta un punto ensordecedor.

Y no estamos solos. Alrededor de todo el mundo, el rechazo a la guerra en Irak es abrumador. Aun en Estados Unidos el 63 por ciento de la población repudia esa guerra.

Una comisión de notadísimas personalidades, que encabezan el ex secretario de estado y asesor de confianza de los gobiernos norteamericanos a partir de George H.W. Bush (padre del actual presidente) hasta el propio presidente actual, James A. Baker III y el respetado ex Representante, Demócrata de Indiana, Lee Hamilton, recomendarán en su informe que entregarán al presidente el próximo miércoles, que las tropas norteamericanas de combate sean totalmente retiradas, hasta que en 2008, solamente permanezcan allá, contingentes de asesores.

Henry Kissinger, asesor confidencial del Presidente Bush, dijo el mes pasado que una “victoria militar ya no es posible en Irak”.

Ayer, The New York Times reveló un memorando confidencial para la Casa Blanca del ex secretario de defensa Donald H. Rumsfeld, escrito dos días antes de renunciar, en el cual reconocía que la estrategia del Presidente Bush en Irak, no estaba teniendo efecto y pedía cambios sustanciales cuanto antes.

Somos el único país de América Latina con presencia en Irak. De la coalición armada original se han retirado ya 20 países, incluyendo nuestros vecinos, Honduras, Nicaragua y República Dominicana. En las próximas semanas lo harán totalmente Italia y Polonia, bajo cuyo mando están nuestros muchachos. Inglaterra, el más fiel aliado de Estados Unidos, ha anunciado que a partir del próximo año, disminuirán su presencia militar en Irak; esto después que el primer ministro británico, Tony Blair, calificara, en una entrevista para la BBC, el conflicto como “desastroso”.

Y Estados Unidos sigue tan amigo de esos países como antes. De hecho, Honduras y Nicaragua gozan también de los beneficios del Fondo del Milenio, si bien en cantidades menores a la nuestra y sus emigrados gozan de un TPS. Guatemala fue candidato de Estados Unidos para un puesto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

La muerte del sub sargento enfermero Donald Alberto Ramírez, el 27 de julio pasado en Diwaniya, elevó a cinco las víctimas salvadoreñas de esa guerra. Proporcionalmente, el sacrificio de nuestros cinco soldados de, aproximadamente 325, es mayor que los muertos norteamericanos, que tienen allá 152,000 soldados de quienes 2,884 han perdido la vida.

La decisión es suya y de nadie más, señor presidente. Dicen los diputados, que ellos lo único que hacen es respaldar su disposición. Es decir, la Asamblea Legislativa no reconoce en su mandato facultad alguna para vetarla o modificarla.

La decisión es suya, señor presidente, pero también la responsabilidad.

Reconozco su esfuerzo para mejorar nuestro país y fortalecer nuestra endeble democracia. Pero en este caso le digo, por favor, señor presidente, no lo haga. Escúchenos a los salvadoreños y demuéstrenos que nuestras voces cuentan.

San Salvador, lunes 4 de diciembre de 2006

Hasta mañana