Conversaciones con Neto Rivas

¡Buenos días! Tienes la oportunidad, ahora mismo, de hacer que este día signifique algo.


EL PENSAMIENTO DEL DÍA

“Y frente al mar
voy a recordar
lo que no fue”

Andrés Calamaro (agosto 1961) Músico y compositor argentino


LA ESQUINA DEL RECUERDO DEL JUEVES

DE CÓMO LLEGÓ EL AEROBISMO A EL SALVADOR

A mediados de los años setenta, una noche, en una recepción en el entonces Hotel Sheraton, le propuse a Rolando Duarte, compañero aeróbico, que organizáramos una carrera de Santa Tecla a San Salvador, y con ello iniciáramos un movimiento para reunir a los que corríamos, sin rumbo, por las calles de nuestras ciudades y a la vez para contribuir con las organizaciones de beneficencia pública más reconocidas. Rolando me respondió: “La persona a quien buscas es Mincho Pleités. Habla con él que con seguridad te ayudará”.

Dicho y hecho, Mincho tomó la idea como cosa propia y gran entusiasmo y, pocos días después, el 31 de julio de 1977, corrimos la primera “prueba aeróbica de aficionados” (PAPAs les llamamos después) que denominamos “De Estadio a Estadio”, porque cubría la ruta del Estadio de las Delicias en Santa Tecla, al Estadio Flor Blanca en San Salvador.

Sudados como estábamos, pero orgullosos de nuestra “hazaña”, después de la carrera nos trasladamos al Círculo Deportivo, para, comentar dolamas y para deleitarnos de un apetitoso desayuno. La inscripción costaba ocho colones y eso nos sirvió para cubrir el costo del desayuno y donar el remanente a la Cruz Roja Salvadoreña.

Así nacía la Asociación Salvadoreña de Actividades Aeróbicas (ASA), que tuve el honor de presidir hasta 1981 y que actualmente preside el Dr. Benjamín Ruiz Rodas

De allí, corrimos, corrimos, y corrimos por muchos rumbos y distancias, recaudando fondos para instituciones benéficas. Pronto, habíamos donado cerca de 35,000 colones a instituciones de beneficencia. Tuvimos que dejar el altruismo a un lado, para dar cabida en nuestro grupo a personas que no podían pagar la inscripción, pero deseaban participar con nosotros en esa saludable diversión.

Mincho Pleités (QDDG), Claudio Cohen, Rolando Duarte, Miguel Elías Miguel, Vinicio Escobar, George Fox, Francis Góchez, Balta Llort, Alfredo Benjamín Noyola, Mike y Patty Reed, Medardo Reyes, Neto Rodríguez, Víctor Rodríguez Porth, Benjamín Ruiz Rodas, Eduardo Palomo (QDDG), Enrique Salaverría, Eduardo y Eda Trabanino, yo mismo y otros que se me quedan en los dedos, fuimos iniciadores de la carrera como pasatiempo aeróbico, que por años nos distrajo extraordinariamente.

Corríamos por todos lados, por las carreteras, por fincas, por el volcán, en el Estado Flor Blanca, en Santa Ana, en las playas de Cuco, en fin, por donde se pudiera correr.

En una ocasión, invitamos al país, al Dr. Kenneth H. Cooper, de Dallas, Texas, reconocido universalmente, como la persona responsable por el inició los ejercicios aeróbicos, a partir de su primer libro, publicado en 1968, “Aerobics”, que fue un “best seller” y vino a revolucionar el ejercicio, tal como se conocía hasta entonces. El Dr. Cooper vino con su esposa Millie, y paso entre nosotros cuatro días de lo más agradable. Llevamos al Dr. Cooper a recorrer con nosotros varias de las rutas, incluyendo una por el volcán de San Salvador, favorita de muchos, por lo panorámico y exuberante del recorrido. Pero el evento cumbre de su visita, fue la participación del Dr. Cooper en un recorrido “De Estadio a Estadio”. El Dr. Cooper demostró entonces, que practicaba lo que enseñaba e hizo muy buen tiempo en el recorrido.

Nosotros en ASA quisimos corregir esa mala apreciación, sin éxito. Sin embargo, organizamos la primera verdadera maratón de 42.2 kilómetros (aquí existe la equivocada costumbre de llamar “maratón a cualquier carrera), que partió de la finca San Luis en Santa Tecla hasta llegar al Balneario Obrero en el Lago de Coatepeque. Allí celebramos a los que habían podido cubrir el recorrido y quienes no, pero que habían hecho el recorrido de media maratón, hasta donde se dividen las calles antigua y nueva a Santa Ana.

El aerobismo es ahora una sana costumbre nacional. Son miles de salvadoreños de todas las edades que lo practican y, gracias a ello, tenemos mejor salud que han logrado divirtiéndose mientras trotan por todos los rumbos.


COMENTANDO LA NOTICIA

TESOROS NACIONALES EN MANOS PRIVADAS

Un amigo muy apreciado, me hace ver que en la fotografía de primera plana de La Prensa Gráfica del lunes aparece el ex presidente Cristiani, sosteniendo en sus manos los documentos originales de los acuerdos de paz, que él conserva en su biblioteca personal en su residencia.

Dice mi amigo, en su mensaje: “Mi inquietud se contrae a, ¿es esto lógico, legal, patriótico, honesto, y justo, que un documento de esta naturaleza esté en manos privadas? ¿Que alguien se apropie de una pieza histórica que sólo pertenece al pueblo salvadoreño? Pues este es un documento altamente costoso, ya que muchos pagaron con sus vidas, otros con dolor y sufrimiento y todos los salvadoreños, a través de de nuestros impuestos pagamos por él. Esta reliquia histórica, debería estar en cualquier museo nacional, donde todos los ciudadanos podamos verlo, y reflexionar sobre su significado, a fin de no volver al pasado”.

Mi amigo tiene razón; pero a la vez cabe preguntarse ¿qué suerte hubieran corrido esos valiosos documentos si se hubiesen depositado en un museo o en la Biblioteca Nacional? Ese es el meollo del asunto. Aunque no lo justifica.

Culturalmente, nosotros estamos siglos atrás de países desarrollados donde, una acción como esa, sería inconcebible. Esos son tesoros nacionales que pertenecen a los ciudadanos y no a nadie en particular.

Hace muchísimos años, recuerdo que se perdió la “espada de Morazán” que estaba depositada en un museo. Cuando se vino a encontrar en una casa particular, la reacción del propietario (que era funcionario de gobierno) fue que él la había retirado, por temor que fuese robada. ¡Alabado sea!

Recuerdo también, cuando el Arq. Enrique Salaverría, donó a una entidad benéfica con la cual estaba yo asociado, una cabeza forjada en hierro, hecha por él, de don Francisco Gavidia para que la subastáramos. La generosa persona que la compró, decidió donarla a la Biblioteca Nacional. A nadie sorprenderá que a las pocas semanas, la escultura hubiera desaparecido. Nunca supimos qué residencia engalana.

Hay cualquier cantidad de ejemplos similares. Objetos preciosos del antiguo teatro Nacional de Santa Ana, adornan residencias particulares de esa ciudad. Valiosos utensilios de Casa Presidencial son utilizados, en ocasiones especiales, por los herederos de mandatarios que asumieron que eran propiedad personal y no del estado.

Yo siempre bromeo diciendo que el Papa nunca podría ser un salvadoreño, porque quien sabe adonde fueran a parar los Tesoros del Vaticano. Lo digo en broma, pero me duele reconocer que esa es la verdad.

Tenemos un lindo museo, el David J. Guzmán, que muy bien podría ser el custodio de estos tesoros y protegerlos contra el vandalismo y el hurto que son costumbre inveterada.

Estoy seguro, que el ex presidente Cristiani y los otros presidentes, así como las familias de los ya fallecidos, habrán ya dispuesto sobre el destino de éstos y otros valiosos souvenir que conservan en sus colecciones privadas.

Sin embargo, propongo que Federico Hernández, presidente de CONCULTURA a través de la Dirección Nacional de Patrimonio Cultural, tome interés en un asunto de relevancia nacional, como es la preservación de nuestros tesoros históricos.


ADELANTAN EL RELOJ DEL JUICIO FINAL

Los guardianes del Reloj del Juicio Final (Doomsday Clock) lo adelantaron ayer, para reflejar lo que ellos llaman “deterioro de las amenazas nuclear y climáticas” en el mundo.

El reloj simbólico, que es mantenido por la revista Boletín de Científicos Nucleares, fue adelantado dos minutos, hasta faltando cinco para las doce; siendo medianoche la catástrofe global.

El hecho apunta a la preocupación que surge de las amenazas nucleares, incluyendo las ambiciones de Irán y Corea del Norte, de convertirse en potencias nucleares. Rusia tiene 2,000 de los 25,000 artefactos nucleares que tiene con Estados Unidos y el incremento de actividades terroristas podría resultar en una amenaza nuclear en manos de grupos mafiosos y terroristas contra ciudades e instalaciones norteamericanas.

La última vez que se adelantó el reloj dos minutos, fue en 2002, por la preocupación de proliferación nuclear, de otros artefactos biológicos y la amenaza del terrorismo.

Desde su creación en 1947, cuando se fijó la hora en siete minutos antes de medianoche, el reloj ha sido movido 17 veces. En 1953 llegó a dos minutos para las doce, luego de las pruebas soviéticas de bombas de hidrógeno. La hora ha sido atrasada hasta 17 minutos para las doce en 1981, después que los superpoderes lograron acordar una reducción de armamento nuclear.

Hasta mañana, si Dios quiere